miércoles, 26 de diciembre de 2012

HABANEANDO

El teléfono sonó, la abuela gritó “Mima cógelo es para ti”, descolgué el teléfono y pregunté “si??” “Oreste” contestó una voz al otro lado del auricular, la voz me sorprendió era dulce, aterciopelada y tremendamente cálida, contrastaba con los cortos y directos y secos que habían sido siempre sus mensajes. Hablamos un ratito y enseguida empezó a hablarme de mi blog, a preguntarme si había imaginado algo con él, incluso em confesó que solo de pensar en ello él ya estaba dejando volar su imaginación y que su cuerpo reaccionaba a ello, yo no quería condicionar nuestro encuentro, aunque debo de reconocer que me halaga y me gustaba escuchar aquello.

Nos emplazamos a comunicarnos al día siguiente, que tenía el día ocupado hasta las 16.00 y que cuando terminase me pegaría un telefonazo.

Retorné a casa sobre las 16,30 pregunté si me había llamado alguien y la respuesta fue negativa, sobre las 17.30 el teléfono sonó, era él, pedía disculpas por haberse demorado, aún le quedaban algunas cosas que terminar, así que quedamos en que media hora más tarde pasaría a recogerme.

Me di una ducha rápida mientras pensaba en que ponerme, no sabía donde íbamos a ir, me decidí por unos vaqueros blancos y una camiseta de gasa con un generoso escote, una pequeña rayita en los ojos, un poco de brillo en los labios, y como dirían los cubanos “camina pa que te conozcan”

Bajé a la calle a esperarlo y enseguida apareció caminando hacia mi con una sonrisa en la boca. Venía desaliñado y parecía apurado, tras unos segundos pensando done ir me subí en el carro -conducía un viejo carro de esos que salen en postales de La Habana como taxista- y nos dirigimos hacia una pequeña pastelería cerca del barrio chino, andaba apurado y apenas tenía unos minutos para tomar un café.

Nos sentamos en una mesita junto al escaparate, pedimos un café y una bucanero y comenzamos a charlar, conversamos de política, de la situación en España, de las diferencias con Cuba. De ahí pasamos a hablar del blog, reconozco que ese tema me incomodaba, bueno más que incomodarme me inquietaba, me ponía nerviosa y me hacía perder el dominio de la situación.

Terminó su café y yo me apuré en terminar la cerveza, íbamos de vuelta a casa y mientras hablaba puso su mano en mi muslo y la fui deslizando hacia arriba, tomé su mano, le miré y le hice un gesto de negación con mi cabeza, dirigió mi mano hacía él, y la puso sobre su polla, haciendo que esta la acariciara por encima del pantalón, yo retire la mano y repetí el no con la cabeza, me preguntó por qué no, que eso era culpa mía, me rallé pensando que me estaba diciendo que yo había querido provocar eso, le dije que no me gustaba que la gente me juzgara por el blog que eran solo relatos, y me aclaró que cuando decía que era la culpable era porque estaba así por mi, no porque yo hubiese hecho nada para que pasara.

Llegamos a la puerta de la casa, estaba oscuro, charlamos unos minutos más y al ir a darle dos besos para despedirme giró mi cara y me besó, me dejé llevar un instante, me aparté tome su cara con una de mis manos y le pedí que no me hiciera eso, “porque me has besado así” preguntaba él, “no he sido yo” le contesté y le dije que había dicho que no y que me iba mantener en lo mismo. Físicamente no me había gustado y no había dado tiempo suficiente a que su personalidad y su inteligencia me hicieran cambiar de opinión.

Mirándome a los ojos metió un dedo en su boca, sacó su lengua y jugó con el dedo, “déjame al menos contarte lo que haría” me enseñó su dedo “quiero acariciar tu clítoris despacito, hacerte disfrutar, ibas a terminar llorando, suplicando a quien acabas de despreciar” dijo mientras dirigía una mirada a su polla,”no la vas a tener pero la vas a desear”, yo negué con la cabeza, le besé en la mejilla y le dije “hemso quedado para otro día, si después de esto no me llamas, me voy a sentir muy decepcionada” “no te decepcionaré” contestó, me mostró su dedo y dijo “No lo has querido pero pensaras en él”, bajé del coche y me alejé caminando.

Cuando me acosté pensé en él, el encuentro había sido raro, había sido breve pero intenso. A la mañana siguiente unos amigos vinieron a recogerme para ir a pasar el día a la casa de la playa, pasamos el día tomando, bailando, jugando en la playa, pero algo dió vueltas todo el tiempo en mi cabeza, joder si no me gustaba porque pensaba y me acordaba tanto de él??. Por la noche después de llamar a la abuela para decirla que me quedaba en la playa a dormir lo llame a él, pareció sorprendido “me llamas desde la playa??y eso??me extrañaste??” “No, no, (como le iba a contestar que si)es que me sabe mal lo que pasó ayer, quería saber si estabas molesto””no tranquila no lo estoy””es que me dejó mal sabor de boca lo que ocurrió””eso es que no te gustó el beso??” en cada frase me sacaba de mi casilla, intentaba mantener mi postura pero su forma de responder me desbarataba, me hacía perder el control que acostumbro a mantener.

Era domingo, él me había hablado de la posibilidad de vernos el martes para darme una carta para un familiar que está en España, pero el martes era el día en yo regresaba, no quería perder la oportunidad de saber que era eso que tanto me había hecho pensar en él.

Le puse un mensajito, diciéndole que le invitaba a cenar esa noche, que si quería que me llamase a casa, que no quería ni molestarle ni ponerle en ningún compromiso. No llamó, quizás había perdido el número, aunque iban tres veces que se lo daba o simplemente es que no le interesaba lo más mínimo cenar conmigo, simplemente perdí el tren.

Esa noche me acosté pensando en si al día siguiente debía de llamarle, era el último día, la última oportunidad.

A la mañana siguiente temprano me decidí a llamarle “como estas papi?””tu como andas””todo bien””estoy con una gente luego te llamo”, repitió el número para asegurarse de que era correcto y le dije que a ver si podíamos vernos para cenar. Tuve la sensación de que no lo haría así que iba a salí pa la calle decidiendo no pensar más en ello.

Salí con mi prima para la calle a comprar unas cositas que hacían falta para la casa y nada más volver el teléfono sonó, su voz era más que inconfundible “Entonces?? como es eso de que quieres invitarme a cenar??””si tu quieres, así compartimos un rato””Esta bien paso a recogerte a las 18.00””está bien, luego nos vemos”, tras colgar el teléfono me di cuenta de que quedando a esa hora me desbarataba todos los planes del día, pero los acomodaría de nuevo, esa cena era algo que quería hacer.

Eran las 4,30 cuando regresaba a casa, llegaba reventada con un tremendo dolor de pies, me daría tiempo a darme una ducha y a descansar un rato enciam de la cama antes de que llegara la hora.

Y así lo hice, me estaba dando una ducha cuando el teléfono sonó, no le di importancia si hay algo que tiene Cuba es que los teléfonos nunca dejan de sonar, me puse cómoda para tirarme un rato en la cama pero la abuela me llamó “te acaba de llamar un muchacho, dijo que en 5 minutos repit de nuevo, y por cierto que voz más varonil y más linda tiene”

Apenas eran las 17,20 asique suponía que era para decirme que se había complicado e iba a llegar más tarde, me acomodé en un sofá, con los pies en alto para descansar, el telefonó sonó y la abuela me lo pasó “ya estás? Estoy aquí abajo”2me visto y voy dame 5 minutos”.

Pero esto que era? Ni tan siquiera había pensado que ponerme, corrí para la habitación me puse lo primero que encontré, me perfumé, busqué unas llaves y salí pitando para la calle.

Anduve unos metros y ahí estaba esperando dentro del coche con una sonrisa “óyeme eres el primer cubano que llega temprano a una cita””eres tu la que parece una cubana”. Besé su mejilla y arrancó el coche “Vamos para la habana vieja y allí decidimos donde cenar” “entonces como fue que después de portarme tan mal, de esa falta de respeto insististe en volver a verme??” “no me sentí ofendida” “ofendida no pero se veía que tu decisión era firme, rotunda” “si pero tu te encargaste de dejar la semillita y que me creará intranquilidad, pero sabías que te llamaría verdad” “no lo sabía aunque si lo deseaba, bueno cuéntame y que pensaste? Que te hizo llamarme? ” La conversación me alteraba, no era fácil contestar a todas esas cosas, quizás porque no tenía respuesta, abiertamente me preguntaba si había pensado en él y si me había arrepentido de parar el otro día. Su mano comenzabá a acariciarme por encima de los legins, pero esta vez yo no hacía nada por evitarlo, insistía en que le contara que había cambiado pero yo no tenía respuesta.

Aparcamos el coche y andamos hasta un restaurante, él nunca había estado allí, y quería que él tuviese un bonito recuerdo que cuando pasara por allí recordara aquella noche.

El lugar era muy lindo, estaba vacío porque era algo pronto, nos sentamos junto al cristal, desde el que teníamos una preciosa vista de la plaza san Francisco de Asis. Pedimos un mojito y un jugo, mientras le daba el primer sorbo sentí como su piel descalzo acariciaba entre mis piernas “Papi de verdad que tu estás loco, nos van a echar””No has tenido nunca un orgasmo en un restaurante?? Cuantas cosas te quedan aún por vivir y por escribir niña”. Mientras yo tomaba mi mojito él me miraba de forma lasciva e insistía en que le contará que había pensado esos días, que era eso que había hecho que terminara deseándole, quería que le contase como me había masturbado esos días pensando en él, yo no conseguía mantenerle la mirada, hacía que me saliera la vergüenza esa que hacía tiempo que no aparecía, con el segundo mojito me fui relajando y la fui perdiendo poco a poco, ya no tenía reparos en decirle las ganas que tenía de que me hiciese disfrutar y de complacerle. Nos abstraímos tanto en la conversación que mientras hablábamos de juguetes, de lo que tenía de que era lo que más me gustaba llegó la camarera, reímos porque teníamos la certeza de que me había escuchado.

Terminamos la cena y caminamos hacia el coche,”donde vamos ahora?? Hay q buscar un lugar” “no se, tu eres el que sabe de estas cosas” le contesté, “que va yo nunca hago esto y menos con una extranjera” esas palabras me cayeron como un jarro de agua fría, extranjera, me sonó tan despectivo, yo en cuba no me siento extranjera, bromeamos con ese tema, ambos estábamos muy excitados, mantuvimos la compostura hasta llegar al coche, pero una vez dentro nos desatamos, nuestras bocas de devoraban y nuestras manos acariciaban nuestros sexos por encima de la ropa, ese no era un buen lugar, arrancó el coche pero no teníamos rumbo fijo, manejaba de un lado a otro mientras nos acariciábamos “masturbate quiero verte” estaba tan excitada que no me planteé ni desobedecer. Mi mano se deslizó por dentro del tanguita, estaba muy mojada. La verdad es que resultaba morboso masturbarme con una mano, acariciar su dura polla con la otra, mientras circulábamos por las calles de la habana, mientras él alentaba a que siguiera a que le diera duro, que le diera todo, yo mientras gemía como una loca, al entrar en el malecón un gran orgasmo recorrió mi cuerpo, él no quería que parase y comenzó a masturbarme duro mientras yo seguía acariciándole, no había cariño solo sexo, sexo instintivo, conducía fuera de sí, creí que nos íbamos a estampar incluso estuvo a punto de atropellar a un peatón, “despacio papi me acabo de correr y está muy sensible, suave, me haces daño”, eso relajó la situación solo unos instantes, encontramos un callejón oscuro aparcamos el coche y continuamos, por primera vez sentía el contacto de su piel, sus dedos me penetraban firmemente, duro, mientras masturbaba mi clítoris que estaba muy sensible, nuestras bocas de apretaban la una a la otra como teniendo la certeza de no volverían a verse, sus dedos frotaban mi clítoris y rápidamente mi clítoris y rápidamente mi cuerpo llegó al éxtasis, ahogando mi gemido en su boca y apretando mis piernas para atrapar su mano y que nunca saliera de ahí.

Hasta ese momento yo solo había acariciado su polla con una tela de por medio, era hora de presentarme, “damela Papi” desabrochó su pantalón y me la ofreció, mi boca se apoderó de ella, la saboreó con ansiedad, mientras mi mano ayudaba a mi boca acompañándola en sus movimientos, sentí como su mano se abría paso apartando la tira de mi tanga, y sentí como un dedo acariciaba mi ano y lentamente lo penetraba, en ese momento no pude frenar, sus ojos estaban entrecerrados, incrementé el ritmo “Mami no me manches, no me manches” supe que estaba a punto, mi boca le masturbaba rápidamente, sentí como su leche caliente invadía mi boca, él me había pedido que no le manchara y tragué lo que en ello había, nada más hacerlo di una arcada, no era algo que soliese hacer y mucho menos de ese modo, pero simplemente lo hice.

Me besó y me preguntó si me sentía complacida, él conocía la respuesta pero aún así quería que se la respondiese, había sido una travesura pero había sido divertido. Llegamos a la puerta de casa nos besamos y nos despedimos “cuídate mami, te quiero mucho” esas fueron sus últimas palabras, crucé la calle hacia la casa mientras pensaba que me habría gustado tener más tiempo y tener un mejor lugar para cabalgar sobre él, hacerle disfrutar y sobre todo para que esa lengua me hubiera hecho disfrutar del triunfo de nuestra propia revolución.

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