jueves, 24 de octubre de 2013

NOTAS MUSICALES QUE ME LLEVAN A TI

Las notas de un piano sonaban, caminé despacio en tu busca, sabía que no estabas bien, llevaba días preocupada por ti, por tu silencio, por tu ausencia, solías perderte pero esta vez era distinto. Alguien me dijo donde podía encontrarte y aún a sabiendas de que posiblemente rechazarías la visita de cualquiera, me aventuré a ir, tenía que intentar que volvieras.

La puerta estaba de espaldas al piano por lo que no me podías ver, fui sigilosa, del piano salía una triste melodía que entre sollozos cantabas en voz baja, como si solo cantaras para ti, una botella de ron medio vacía adornaba en su alto al piano negro, me acerqué sigilosa, hasta llegar a tu altura, mis manos acariciaron tu pelo, tan siquiera te diste la vuelta, acabaste la canción sin inmutarte, y yo permanecí allí inmóvil, no tenía ninguna prisa, pasaste tus pies por encima de la banqueta, me miraste por primera vez, no te sorprendió, tan solo apareció una leve sonrisa y me abrazaste por la cintura, tu cabeza reposó en mi pecho y continuaste llorando mientras mis manos acariciaban tu cabeza, como quien quiere consolar a un niño desolado. Era extraño siempre había podido sentir tu tristeza, algo nos había conectado desde el primer segundo, y en ese momento sentía como el dolor apretaba tu pecho.

Pasados unos minutos dejaste de llorar, me agaché para ponerme a tu altura, me acerqué y mi boca recogió tus lágrimas, olías a alcohol, estabas borracho, pero no importaba, lo importante solo era que estabas vivo, y que todo pasaría.

Tus manos agarraron mis mejillas y me atrajeron hasta tu boca, un beso profundo, como si quisieses perderte en mi, tus dedos levantaron mi vestido, hasta sacarlo por encima de mis brazos, dejándome con tan solo un pequeño tanga negro de encaje, acariciaste mi cuerpo firmemente, me cogiste en brazos y me sentaste sobre el piano, tus dedos firmes acariciaban mi cuerpo, el silencio era absoluto, tu lengua recorrió mi vientre, mis senos, mientras ni espalda se arqueaba y mis dedos jugaban con tu pelo, era una situación extraña, el aire estaba impregnado de tristeza, de melancolía, pero también de morbo y de deseo.

Desabrochaste tu pantalón dejando a la vista tu miembro erecto, y sin miramientos lo metiste hasta el fondo, fue tan dura la embestida que me hizo dar un respingo, mi espalda sentía la madera fría del piano, mientras que al mismo tiempo sentía tu miembro caliente clavarse en mis entrañas, como si de verdad quisieras desaparecer dentro de mi, tu mano agarraba mi cuello manteniéndome inmóvil, mientras tus dedos se paseaban por mi labios, y mi boca los atrapaba con ansia... tu otra mano apretaba fuertemente mis pechos, estabas fuera de ti, y yo había entrado en el mismo estado emocional, tras un breve espacio de tiempo penetrando duramente los gemidos comenzaban a aparecer en ambos, cada vez menos silenciosos, cada vez menos humanos y más animales, y cuando estabas a punto de explotar me incorporaste y me apretaste contra ti, tus brazos rodearon mi espalda, y tras dos nuevas embestidas, ambos sentimos el gozo del placer, sentí como te derramabas dentro de mi, sellando lo que siempre había sido a pesar de todo, nuestros labios se acercaron fundiéndose esta vez en un beso de ternura, de agradecimiento, de consuelo, mientras acariciabas mi pelo.


Me miraste a los ojos, una lágrima broto de ellos, abriste la boca para decir algo, yo dulcemente observaba tus ojos tristes y la dulzura de tu sonrisa, en ese momento me desperté, aún llegaban las notas del piano del salón que estaba justo debajo de mi habitación del hotel, supongo que su sonido me había envuelto en un ligero sueño y las notas siempre me traían una sensación dulce y a la vez amarga que me sabía a ti.

Me hubiera gustado no despertar y poder escuchar esas palabras, pero el destino es caprichoso y quiso dejarme con las ganas de oír tu voz.... y con las ganas seguiré, esperando a que llegue otro momento donde pueda escucharlas.

viernes, 18 de octubre de 2013

ME GUSTAN SUS SORPRESAS

Era jueves sobre las 6.30 de la tarde, hacía frío fuera, yo había puesto la chimenea, y estaba en el sofá mensajeándome con él, volvía de viaje, había currado en la capital y tenía que regresar, no conducía así que en sus viajes solíamos entretenernos contándonos nuestra vida o bromeando con cualquier tema, ese día estábamos nostálgicos como el tiempo, la ternura flotaba en el ambiente... un mensaje cambió el tono de la conversación "oye tu vives en torrejón no???""si por?" "pásame la dirección, ahora te cuento" (después me contaría que vio el cartel en la autovía y no podía irse sin besarme, que dejo a los compañeros seguir solos y que él se incorporaría al día siguiente).

Yo me quedé un poco fuera de juego, me puse algo de ropa, recogí lo que tenía encima de la mesa y el timbre sonó, "si??"" Abre soy yo", el corazón se me salía por la boca, no me lo podía creer. Abrí y me asomé a la escalera, nada más mirarnos se me fueron los nervios, dejé de temblar, llegó la calma, subía con sus vaqueros apretados y esa enorme sonrisa, yo debía de tener una cara de tonta... nos fundimos en un abrazo fuerte, largo, en un abrazo que decía muchas cosas, a ese abrazo le siguió un beso, un simple roce de labios muy divertido, para después pasar a casa. Sin soltarle de la mano, como si tuviera la sensación de que al girarme se iba a esfumar, le enseñé la casa, riendo con cada detalle, con cada historia de donde era cada adorno que decoraba las paredes...

Nos sentamos a tomar una cerveza y charlar, había mucha complicidad, muchos gestos de cariño, siempre me dio miedo equivocarme con lo que sentía pero teniéndole a mi lado tenía la certeza de que todo lo que habíamos sentido no era sólo ilusión era real...pedimos cena al chino y nos pareció que acabábamos de llamar cuando llegó...el tiempo con él siempre se había pasado volando...y esa noche no iba a ser diferente...cenamos mientras hablamos sobre los malos momentos que habíamos pasado, sobre los buenos, sobre los problemas que aún ambos teníamos, sobre los miedos de cada uno...

Y al terminar de cenar nos dispusimos a ver una película, nos acomodamos en el sofá y la peli comenzó, yo no la estaba haciendo mucho caso la verdad, pensaba en lo que sentía en que estaba ahí con él, que esa noche tan deseada por fin había llegado, estábamos en silencio, y lentamente nuestras manos se unieron, y comenzaron a acariciarse, nuestros ojos seguían en la película mientras nuestras dedos jugueteaban, provocando que mi piel se erizara,  giré mi cara para mirarle y el correspondió a esa mirada, lentamente y sin dejar de mirarnos, me acerqué, miré sus labios y los míos se acercaron, se acariciaron, esta vez no fue un beso furtivo,  se fue convirtiendo poco a poco en un beso profundo, intenso, donde nuestras lenguas calmaban esa sed que hacía tiempo sentían, nuestras manos nos apretaban contra el otro, como si quisiésemos ser uno sólo... Al separarnos un dulce sonrisa se nos dibujó a ambos, la cama y la paz pintaron la habitación, y la ternura podía olerse, abrazados continuamos viendo la película, las caricias ya no eran disimuladas y los besos tampoco, se sucedían cada vez que la película pasaba por un lado lento, lié un cigarrito y ambos lo compartimos, jugueteando echándonos el humo, que alternábamos con divertidos besos, para cuando lo terminamos ya ni recordábamos la película.

Me acerqué a su entrepierna y mordí desde principio hasta el fin el bulto que su pantalón marcaba a su izquierda, me daba la sensación de que iba a explotar ese pantalón tan ajustado, así que mirándole de forma traviesa comencé a desabrochar sus botones, tuvo que levantarse para poder quitárselos, yo reía mientras, no llevaba ropa interior por lo que su polla erecta quedó al descubierto, era grande, gordita, la miré con cara de deseo, él se tumbó a mi lado y cociéndola en su mano me la ofreció, mi lengua se acercó a ella para recorrerla despacito,  sin dejar de mirarle a esos ojos verdes que poco a poco se llevaban de deseo y excitación... mis labios rodearon su glande, y lentamente fue penetrando mi boca, profundo, hasta el fondo, para después lentamente sacarla de mi boca y succionar la punta, mis manos comenzaron a acariciar sus testículos, mientras mi boca aumentaba el ritmo de succión, una de sus manos acariciaba mi pelo mientras la otra se había desecho de la camiseta y jugueteaba con mis pezones, hábilmente me desnudo y me tumbó en el sofá.....su lengua comenzó a recorrer mis piernas, sentir su lengua en mi piel y sus grandes manos acariciando mi cuerpo, me hacía volver loca, paseó por mis muslos hasta llegar a mis ingles, su lengua jugaba haciéndome sufrir, por fin se acercó a mi sexo, yo por dentro suplicaba que lo hiciera ya, se acercó y echo su aliento sobre mi clítoris.... sentir su aire caliente me hizo estremecer, su lengua se abrió paso entre mis labios, y golpeó mi clítoris, lo golpeo varias veces mientras mi boca no podía evitar los tímidos gemidos, su lengua continuó jugueteando mientras dos dedos se abrían paso en mi vagina, penetraban profundo, lentamente, tras empaparse comenzaron a  acariciar mi ano, y uno se abrió paso en el mientras el otro hacía lo propio en mi vagina, los gemidos dejaron de ser tímidos para convertirse en salvajes, sus dedos me penetraban mientras su boca me devoraba, en apenas unos segundos y mientras mi mano apretaba su nuca, mi cuerpo se tensó, y un tremendo orgasmo me recorrió todo el cuerpo, fue tan intenso que me costó recuperar el aire, fue tan intenso que acabé mareada, se acercó a mi y me beso lentamente, podía sentir su sonrisa mientras me besaba, me gustaba el sabor de su boca tras mi orgasmo, se incorporó sobre mi y lentamente su polla se abría paso dentro de mi, lentamente, sus caderas se movían y podía sentir como me acariciaba por dentro, salía lentamente y se dejaba caer, haciéndome gemir cada vez que tocaba el fondo, mis piernas rodearon su cintura, quería que me follara, incrementó su ritmo mientras mis uñas apretaban su espalda y su boca se comía a la mía.

Paró un instante y rodando en el sofá y me puso encima, comencé a botar sobre él, mis tetas botaban frente a sus ojos, y sus manos las apretaban con fuerza, pero el pequeño dolor que me producía era placentero, sus manos agarraron mis caderas, las levantaron un poco y comenzó a penetrarme, duro, mientras ambos gemíamos, sus manos me rodearon y me apretaron fuerte contra él, mientras el ritmo era frenético y juntando nuestras bocas, ahogamos un nuevo orgasmo, esta vez sincronizado, nos tragamos los gemidos y todo el placer.


Quedamos tendidos, abrazados, empapados, sonrientes, felices, me acerqué y le dije al oído.....hoy sueño dormirá en mi cama gracias a tu sorpresa

lunes, 16 de septiembre de 2013

QUIZÁS ALGÚN DÍA

Hoy publico un relato muy especial.....dedicado a alguien muy especial....

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El verano estaba terminando y un día como si las fuerzas de la madre tierra nos cruzaran, nos conocimos tu y yo, fue extraño en apenas unos segundos nos sentimos amigos, y en apenas unas horas habíamos desnudado nuestras almas.

Pasamos varios días en una montaña rusa incesante, igual reíamos, que llorábamos, que incluso de forma fortuita nos excitábamos. Largas horas enredados en interminables conversaciones, en reconfortantes abrazos, en caricias entre lágrimas esculpidas por las palabras, en silencios, en temores, en desconciertos...rodeados de una química especial que hacía a nuestros cuerpos reaccionar ante las reacciones del otro.

Ambos estábamos ansiosos o temerosos de encontrarnos, todo era demasiado complicado, las circunstancias, la falta de tiempo, yo sabía que quería verte, pero tu no lo tenías tan claro, unas veces lo deseabas, otras lo rehuías. Yo decidí dejarlo en tus manos, olvidarme de eso y disfrutar de lo que había y que tan feliz me hacía.

Era viernes por la mañana, me llegó un mensaje, eras tu, "Cambio de planes, tengo 2 días libres. Sigues queriendo conocer al bobo del fondo de la foto???"   "Of course" respondí "coge un bikini, ah no que eres nudista, jajajaja" contestó...."que gracioso, cogeré uno ;-), organizo aquí y te llamo"

Organicé lo que me quedaba de trabajo y en menos de dos horas ya estaba montada en el coche con mochila incluida". Las pocas horas que nos separaban se me hicieron eternas, estaba nerviosa, había sido todo muy intenso y no sabía que iba a salir de ahí. Lo que si tenía claro es que me moría por abrazarte.


Dejé el coche en la puerta, tenía un nudo en el estómago, te escribí desde el coche, "estoy en la puerta, es tu última oportunidad para salir corriendo ajajja, estás seguro de que quieres que toque??" Estaba mirando el tlf cuando saliste por la puerta, me bajé del coche, te acercaste a mi, y nos fundimos en un abrazo eterno, en un abrazo de los que no se olvidan jamás, un abrazo que resumía todas esas horas de conversaciones. Pasamos a casa cogíó una mochila y dijiste que nos íbamos... ¿como que nos íbamos? a donde? no me gustaban las sorpresas me gustaba darlas pero no recibirlas. En unos minutos llegamos al puerto, no podía ser verdad, sabías que me daba miedo el mar, sabía que la idea de no ver tierra por ningún lado me daba pánico. Reías porque yo me resistía como una niña a subir...tirabas de mi mano para que entrara...ambos reíamos. Yo sabía lo importante que era ese barquito para ti, el esfuerzo que te había costado poder cumplir tu sueño. Nos acomodamos y zarpamos, era poco después de medio día, abrimos una cerveza, yo insistía en que me daba miedo estar perdida en el océano, pero me pedías que confiara en ti. Me quité la ropa y me puse el bikini, al salir con él puesto te empezaste a carcajear, "eres una nudista de palo por lo que veo" " y tu un idiota, no sabía que hacer, se que hay confianza pero..." te acercaste y me abrazaste, tus manos se posaron en mi cuello mientras sus pulgares acariciaban mis mejillas y tus labios por fin se unieron a los míos, un beso tierno, cálido, un beso tranquilizador, "claro que estamos en confianza, ponte cómoda", te desnudaste y desapareciste de la cubierta, yo hice lo propio y me tumbé a tomar el sol.

Disfrutaba sintiendo los rayos del sol en mi cuerpo desnudo, ya no eran tan intensos, eran soportables, y una pequeña brisa lo hacía muy agradable, te acercaste con un par de latas y un peta, venías desnudo, por primera vez podía observarte, eras un hombre muy atractivo, alto fuerte, con un buen cuerpo, algo de barriguita y llevabas estupendamente tus añitos, tus manos eran grandes, y una semierección que dejaba intuir que las habladurías del entorno acerca de tu dotación no era un bulo. Te miré descaradamente, ya te había advertido que no podría evitarlo cuando nos viesemos y te tapaste con las cervezas de forma divertida, nos sentamos a compartir esa marihuana juntos,  las conversaciones se sucedían, entre caricias y besos, no pasábamos de ahí, nos sentíamos cómodos, felices, no teníamos prisa, el sexo no era el objetivo, era un regalo. El tiempo se pasó volando y enseguida vimos tierra, era formentera, reconozco que me tranquilicé cuando lo ví. Nos acercamos un poco a una cala, El sol estaba bajo aunque aún se sentía su calor, paramos y al ver ese agua transparente te propuse bañarnos. No quisiste hacerlo pero yo si lo hice, fue un placer disfrutar desnuda de esas aguas traslucidas. Pasé un rato nadando y disfrutando, te asomaste, me observabas, te incitaba para que vinieras pero no había forma, que soso..... Me ayudaste a subir, te abracé para mojarte y sentí su erección en mi ombligo al hacerlo, no podíamos dejar de sonreír, las manos acariciaban nuestras espaldas mientras nuestras bocas se envolvían en un baile maravilloso. Agarraste mi mano y me llevaste a popa, habías preparado unos platos, un poco de queso, un poco de jamón, un par de copas y una botella de vino frio. No podía creerlo yo no estaba acostumbrada a eso, tenía la sensación de que no era real, de que no me estaba pasando a mi, pero fuere como fuere lo iba a vivir, disfrutamos de la cena, del vino y de una maravillosa conversación mientras el sol se despedía de nosotros.

En unos momentos era de noche, nos tumbamos y decidimos que era hora de dejar de hablar, se hizo el silencio, nuestros ojos se miraron fijamente, las manos se entrelazaron mientras nuestros labios se buscaban y nos dejamos embeber por la magia que nos envolvió, nuestros corazones se fusionaron para latir al mismo tiempo, desde el instante en que nos conocimos se había producido una gran conexión, y estábamos a punto de que la conexión fuera completa, mi piel se erizaba al roce de tus manos que se deslizaban lentamente por mi cuello, solo la yemas de los dedos, como si temieses que me fuese a romper, tu boca no se separaba de mi, tan solo para coger aliento y resbalar por mi cuello tras tus dedos, me faltaba el aliento, sentía un leve mareo, tu boca resbalaba por mi ombligo, yo me limitaba a acariciar tu pelo y a volar.... tus manos entreabrieron mis piernas, tu lengua se deslizó por el interior de mi muslo, yo estaba muy excitada, posaste tu aliento sobre mi sexo y sentir su calor me hizo estremecer, tu lengua se abrió paso lentamente recorriéndolo de abajo arriba cuidadosamente, para terminar posándose sobre un pequeño botón que se erizaba esperando su encuentro...

Tu lengua lo envolvió, jugueteó con él, degustó el caramelo que junto a mi alma se deshacía en tu boca, tus dedos me penetraron firme pero pausadamente, mientras mis manos se aferraban a tu cabello, una vez dentro comenzaron a incrementar el ritmo y tu boca se volvió loca, y yo con ella, tu lengua cálida, tensa azotaba mi clítoris mientras tus dedos me hacían gemir, esos gemidos te daban cuenta de que estaba a punto de estallar, tu lengua cesó un segundo me miraste y me dijiste "pequeña dáselo a tu cabrón" y como si esas palabras destaparan la caja de pandora, los movimientos se volvieron las bruscos y los gemidos se convirtieron en gritos, y entre ellos, exploté en un orgasmo del que bebiste gota a gota.

Mientras me recuperaba colocaste tu cuerpo entre mis piernas, compartiste mi sabor con un dulce beso, y en un lento vaivén comenzaste a frotar tu sexo erecto sobre el mío, me besabas y te comportabas como si me estuvieses penetrando, solo que tu sexo rozaba el mío que se encontraba tierno y cariñoso del orgasmo anterior, y se empapaba con la huella de lo que acaba de ocurrir, tu roce me volvía loca, "deja de hacerme sufrir, hazme tuya más de lo que soy" te dije tras morderte el labio, de un movimiento me penetraste duro....un gemido salió de mi boca que tus labios recogieron.

Estabas excitado, tu cuerpo salía de mi para volver a entrar de forma intensa, me gustaba sentirte, mis uñas apretaban tu espalda, tras varias penetraciones mis piernas te rodearon, quería que me follaras de verdad, te apreté contra mi y comenzaste a penetrarme cada vez más duro, era sexo pero nuestras miradas no se separaban, se hablaban un dulce lenguaje que lo convertía todo en mucho más. Te empujé y te dejaste hacer, puse tu espalda contra el suelo y me senté sobre ti, mi espalda erguida te mostraba mis senos frente a la luna, mientras mis caderas hacían círculos contrayendo y descontrayendo, para que pudieras sentirme, me observabas, con los ojos muy abiertos, esos ojos verdes que parecían registrar cada instante, llevé tus manos a mis pechos y comencé a botar lentamente sobre tus caderas, mi cara de traviesa no se apartaba de ti, mis manos se apoyaban es tu torso, y sin apenas apreciar el acelerador el ritmo se fue incrementando, tus manos apretaron mis caderas para poder dirigir el ritmo que más te hacía disfrutar y yo me dejé hacer, mi cuerpo estaba a merced de tu ritmo y el tuyo a la merced de lo que mi cuerpo le hacía sentir, éramos uno, y a cada instante más entregados al instinto de la noche, los gemidos de ambos se entrelazaban con el sonido del viento, nuestros cuerpos vibraban al unísono y al unísono también sintieron una oleada de placer que recorrió ambos cuerpos, dejándome tendida sobre ti....recuperando el aliento, entre sudores, entre leves murmullos..

Nos acomodamos el uno al lado del otro y mirándonos a los ojos solo se escucharon unas palabras que retumbaron en el océano, "Te quiero", ambos sabíamos lo importantes que eran esas palabras.

            Entre mis brazos te dormiste yo no quería hacerlo no quería perderme ni un solo segundo de lo que estaba viviendo, la luna nos bendecía, el mar nos mecía y la brisa nos cantaba, todo estaba bien, todo estaba en calma, conté cada estrella del firmamento y cuando el sol comenzaba a despertar, abriste los ojos estiraste tus brazos para apretarme contra ti y me susurraste al oído, "pequeña no tengas miedo, duerme, no me voy a ir, cuando despiertes voy a seguir aquí".

   

            Y su voz se llevó mis fantasmas, y el silencio del amanecer todos mis miedos.

lunes, 29 de julio de 2013

LA ULTIMA VEZ QUE TE SOÑÉ

Me fui a dormir con la esperanza de volver a tenerte algún día entre mis brazos, no se cuanto tiempo había pasado cuando apareciste, llegaste tranquilo aunque algo molesto por haberte cerrado la puerta en las últimas noches y haberte impedido el paso hasta mí, pero te extrañaba, quería cerrarla para siempre pero no podía, en el fondo sentirte cada noche era una conexión entre la realidad y la magia, y el interruptor entre ambos mundos eras tu.

Agarraste mis manos, y con un pañuelo las ataste "estas deben de ser las únicas ataduras que deberías permitirte" me dijiste al oído, mientras tu lengua recorría mi cuello. Mi cuerpo se estremecía con el simple roce de tu lengua, una simple caricia tuya era capaz de tocar mucho más profundo que la simple superficie de la piel, tus manos acariciaban mi cuerpo con lentitud, deleitándose en la tersa y suave piel de mis senos, poco después tu lengua se deslizaría hasta ellos, para pararse en su centro y juguetear con el botón que se erigía, llamando a conquistarlo como a un alpinista un ocho mil, sentir tu lengua bordearlo, sentir como tus labios lo atrapaban para hacerlo suyo, mi cuerpo volaba cada vez más alto, tenía sed de ti, buscaba tu boca, quería besarte, pero mis manos atadas no me lo permitían, mis labios suplicaban tu boca, lo sabías pero hacías caso omiso.


Tu lengua se deslizó por mi ombligo, tu boca besó mis ingles, sentí tu aliento caliente sobre mi sexo húmedo, enloqueciendo, tu lengua lo acarició, lo besó, lo azotó, mientras yo seguía suplicando, mientras yo perdía los sentidos, te deslizaste hasta mi boca, mientras tu mano acercaba a mi gran anhelo, a mi gran deseo hasta la entrada al mundo del placer, lentamente tu cuerpo se fundió con el mío mientras nuestras bocas por fin se encontraban, así unidos, quietos en silencio, con las leguas unidas éramos uno, éramos un solo ser, que vivía, que sentía, que latía, únicamente cuando los dos nos fundíamos.

Nuestros cuerpos se acunaron en un lento vaivén, en una lenta danza, de suaves gemidos ahogados en gargantas, de susurros inentendibles, y así de la mano volvimos a tocar el cielo, volvimos a volar cerca del sol.

"Si eres feliz al tenerme y tus palabras pueden hacer que estemos juntos, porque silenciar a tus dedos??? No lo hagas, no acabes con una maravillosa historia que alimenta el alma de los dos" y tras esas palabras, desató mis muñecas y salió de mis sueños.

Al entrar luz por la ventana desperté, lo hice con una sensación de tranquilidad, pero con los brazos dormidos, como si los hubiera tenido mucho rato en la misma postura, no recordaba que había soñado, pero me había dejado una sonrisa en la boca, paz en el alma y una sensación agridulce al tener la certeza de que tras la lección nunca más aparecerías, pues me había dado cuenta que los sueños sueños son.

miércoles, 24 de julio de 2013

Fantaseando con nuevas locuras

Samuel era mi compañero de locuras, habíamos hablado de una en concreto varias veces, teníamos ganas de probar con otra pareja pero a mi el tema de un pub liberal y alguien desconocido no me inspiraba confianza, era novata en estas cosas, yo prefería una cena con amigos y que surgiera, no me gustaban las cosas premeditadas, que surgiese hasta donde tuviese que surgir, en esos lugares tengo la sensación de que siempre se llega hasta el final.

Charlando sobre este tema, y diciéndole que prefería alguien que conociésemos y con quien tuviésemos buen rollo, recordamos algunas conversaciones en broma con una pareja amigos de ambos, bromeábamos con hacer tríos y cosas así, así que pensamos que quizás ellos en un momento dado si jugarían con nosotros.

Y mientras jugábamos el uno con el otro fantaseamos con como podría ser:

Era una tarde de verano, la gente estaba de vacaciones, pocos quedábamos en la gran ciudad, mi teléfono sonó, era un mensaje de Samuel "hagamos algo esta noche, travieseamos???" "Por supuesto, que propones?" " que tal esa cena de la que hemos hablado alguna vez?? Carla y Jesús andan por aquí, me escribieron para tomar algo este finde" "Está bien, les escribo a ver si les apetece venir a casa a cenar" "Gran idea, dime algo, estoy impaciente, quiero jugar".

Les puse un mensaje para ver si les apetecía venir a cenar, no les sorprendió, la verdad es que siempre que nos veíamos lo pasábamos bien, había buen rollo y la risa era la música de nuestras quedadas. Contestaron enseguida y aceptaron.

Cogí mi teléfono emocionada "Samuel, tira los dados....a las 9 en mi casa ;-)" , bajé a comprar algo para picar y algo para beber, metí un par de botellas de vino a la nevera, y me arreglé. Estaba excitada, habíamos bromeado con la situación, pero había que hacer que surgiera, y no sabía si eso iba a suceder, había que ser sutiles, por nada del mundo quería que por un juego se jodiera la amistad que había surgido. Eran un montón de sensaciones encontradas, pero confiaba en Samuel, él sabía como había que hacer estas cosas.

Los primeros en llegar fueron Carla y Jesús, siempre eran puntuales, hacía calor, venían informales y cómodos, ella con unos pantalones cortos y una camiseta finita que dejaba intuir su sujetador, yo había optado por un vestido fresquito sin mangas y sin sujetador.

Nos sentamos a charlar y a tomar unas cervezas mientras esperábamos a Samuel, que ya había avisado que estaba de camino, el ambiente era relajado como siempre que nos habíamos visto, el timbre sonó y llegó Samuel, que me recibió con un cálido beso en los labios, eso no era normal en él, significaba que venía muy excitado. Traía una botella de vino, la dejó sobre la mesa, saludó y fue directo a la cocina a por 4 copas.

Abrió la botella, sirvió en las copas y levantó su copa para hacer un brindis, "porque seguimos en Madrid sin vacaciones los buenos", chocamos las copas y reímos. La tarde noche fue desarrollándose como otra cualquiera, lo pasábamos bien, yo incluso había desistido un poco de intentarlo, no se me ocurría como hacer que surgiera y me daba miedo que lo rechazaran y cambiaran las cosas. Cenamos, cayeron casi 3 botellas de vino entre risas y conversaciones interesantes, y tras el café surgieron las bromas sexuales que siempre estaban presentes, era un tema al que solíamos recurrir y con el que nos reíamos, Samuel aprovechó para empezar a acariciarme por debajo de la mesa, sus dedos comenzaron a tirar de mi vestido hasta dejarlo por encima de mis rodillas, sus dedos se colaron hasta acariciarme por encima de mi tanga, yo mientras intentaba seguir manteniendo una conversación normal pero no me resultaba fácil empezaba a excitarme.

Dejamos la mesa y pasamos al sofá, mientras preparaba unos mojitos, Samuel sacó algo de su bolsillo y nos ofreció, ellos mojaron su dedo y volvieron chupar, Samuel hizo lo mismo y me ofreció, pero no yo con mi maría tenía más que suficiente. Después del primer mojito les dije " Tengo algunos juegos de mesa os apetece que juguemos a alguno??" Samuel abrió los ojos como platos, y a ellos les pareció una buena idea, saqué los que tenía para que eligieran, estaban los típicos de pintar, de hacer mímica, de estrategia, y había un tablero con una flecha giratoria que llevaba un chupito en medio, era un juego de esos de beber, Samuel lo cogió en las manos y me miró, yo sonreí y mordí mi labio, y dirigiéndose a ellos les dijo que os parece si jugamos a este pero le cambiamos las reglas?? Ellos se miraron, sabían por donde iban los tiros, y con sus miradas de aprobación aceptaron.

Samuel se puso a diseñar las nuevas reglas, en lugar de las que aparecían en el tablero se sustituirían por: responder con la verdad a una pregunta, hacer una prueba, o quitarse una prenda. Fui a la cocina a preparar otra ronda de mojitos y Samuel vino detrás, supongo que para dejarles por si tenían algo que decirse. Se pegó por detrás a mi rodeándome con sus brazos, diciéndome al oído "tendremos nuestra fantasía", me dio la vuelta y me besó, sus ojos eran la viva imagen de la lujuria. Lo aparté y le di dos vasos, cogí otros dos, besé suavemente sus labios y le dije "dosifica pequeño, dosifica, que la noche es muy larga".

Regresamos al salón y ellos se estaban besando, el simple hecho de pensar en el juego nos había excitado a todos, se separaron al entrar nosotros, brindamos con los mojitos "por ti, por mi y por lo que pase esta noche", venga quien empieza, todos nos miramos, nadie se atrevía, "venga empiezo yo" dije , me tocó decir la verdad, Samuel me preguntó una de mis fantasías, yo confesé que me encantaría tener a tres hombres dándome placer, golosa dijeron mientras reían y continuamos, el siguiente fue él, le tocó prenda y se quitó la camiseta, a Carla la tocó contar su fantasía, ella quería hacer un trío con otra mujer, quería regalárselo a Jesús. A Jesús le tocó beso, Carla decidió que yo debía de ser la receptora del beso, el beso fue tímido, suave, era evidente que ella estaba más cómoda que él.

Llegamos al siguiente turno y me tocó prenda, tan solo llevaba dos prendas, el vestido y el tanga así que opté por el tanga, el resto estaban vestidos y aún me daba algo de vergüenza. El siguiente fue Samuel y le tocó de nuevo prenda, pantalones fuera, se le marcaba una leve erección bajo sus slips, resultaba gracioso su mirada de tímido. La siguiente en tirar fue Carla y salió beso, Samuel y Jesús se miraron estaba claro que querían que nos besáramos, Samuel me miró con cara de deseo, deseaba verlo, nunca había besado a una mujer más allá de los picos con amigas estando borrachas, se acercó a mi, y posó mis labios en los suyos, su boca se entreabrió, y mi lengua accedió para encontrarse con la suya, fue un beso intenso caliente, pero calientes estaban los ojos de ellos al vernos anonadados, carcajeamos al verles sorprendidos, "si jugamos, jugamos, o no??" dijo ella con ese acento que tanta gracia me hacía.

Al separarme vi los ojos de Samuel, todo estaba encauzado y su excitación se reflejaba en su mirada. En realidad en la mirada de todos, que andaba algo perdida por el alcohol y las sustancias que comenzaban a hacer su efecto.

Decidimos cambiar las casillas de verdad por prenda, y dos rondas más estábamos casi todos desnudos, los besos comenzaban a alargarse dejando de ser tímidos y distantes para que nuestras manos comenzaran a acariciar nuestros cuerpos.

Carla aún conservaba su tanga cuando me tocó besarla, lo hice dulcemente, Samuel se puso detrás de mi y mientras nos besábamos comenzó a acariciar mis pechos, Jesús hizo lo mismo, ya no había marcha atrás, nuestras fantasía había llegado gire mi cabeza sin dejar de acariciarla a ella, y le besé, le besé para darle la bienvenida a ella. Carla hizo lo mismo, nuestras manos se acariciaban y nuestras bocas de divertían cuando escuchamos un gemido, ambos miramos, y ahí estaba carla arrodillada delante de Jesús penetrándose su boca, me arrodillé frente a ella, y tomé la polla erecta de Samuel, con nuestros pechos rozándose, comenzamos a jugar con nuestras lenguas, mientras mirábamos a uno y a otro a los ojos. El ritmo se fue incrementando y comenzamos a intercambiárnoslas, era muy excitante, juntábamos las dos y jugábamos con nuestras lenguas, mientras sus manos se aferraban a nuestras tetas o a nuestro pelo. Incrementábamos y disminuíamos el ritmo, la situación era demasiado excitante y había mucha noche por delante.

Nos incorporamos y nos dirigimos al sofá, Jesús apretaba mis pechos mientras su lengua irrumpía en mi boca como un caballo desbocado, mientras Samuel tumbaba a Carla en el sofá y abría sus piernas para que la viera, nunca había probado aquello, pero realmente se veía apetecible, la mirada de Samuel lo dijo todo, siempre quisimos comer un coño y una polla los dos juntos, dome mi espalda, dejando una buena vista a Samuel que paseaba sus dedos sintiendo la humedad que brotaba de mi, mi lengua se acercó, recorrió sus ingles y se posó sobre su clítoris, estaba hinchado, gordito, mi lengua lo rozó, sintiendo como sus piernas se contraían, un dedo de Samuel se adentro en ella al mismo tiempo que Jesús hacía lo propio en mí, mi lengua recorrió su rajita de arriba a abajo, probando así la humedad de se sexo, y volvió a vibrar sobre su clítoris, mientras los dedos de Samuel la penetraban, Jesús cambió sus dedos por su polla, y de una embestida me penetró, un gemido salió de mi boca, que me hizo apresar el clítoris entre mis labios, Jesús comenzó a penetrarme, cada vez más duro mientras sus manos palmeaban mis nalgas, Carla gemía sintiendo como mi boca junto con la de Samuel la devoraban, mis manos masturbaban tímidamente a Samuel mientras él hacía vibrar un dedo sobre mi clítoris haciéndome morir de placer, los gemidos de Carla y los míos comenzaron a sonar al unísono, yo ya no podía atenderla a ella, cada uno se centró en su tarea, y como si fuésemos una explotamos en un gran orgasmo.

Paramos un ratito, nos fumamos un cigarro y nos servimos una copa, mientras nos reíamos los cuatro desnudos, besándonos acariciándonos y charlando. Samuel se tumbó de lado y comenzó a besar mi ombligo mis ingles, hasta llegar a mi sexo, que aún estaba húmedo, aún quería más, su lengua comenzó a jugar con él, Jesús se incorporó y me ofreció su polla semierecta, yo la succione para sentir como crecía en boca, su mano jugaba con mi nuca, mientras Carla sentaba en el suelo, jugueteaba con la polla de Samuel, la hacía desaparecer entera dentro de su boca, le volvía loco, cuando sentía su campanilla debía de parar de succionar mi clítoris para centrarse en disfrutar de su placer, mientras Jesús penetraba mi boca y mi manos jugaban con sus testículos, los dedos de Samuel, entraban y salían de mi ano reproduciendo las embestidas de la boca de Carla, que se incorporó para sentarse sobre la polla de Samu y cabalgarle, senté a Jesús en el sofá y repetí la operación, ambas les cabalgábamos, sus placeres dependían de nosotras, mis tetas botaban cerca de la cara de Jesús que las apretaba, las manos de Samuel se aferraban a las caderas de ella, veía su cara, sabía que estaba a punto, lo podía reconocer, y exploto en un sonoro orgasmo, verlo me excitó mucho más y me desboqué cabalgué para llevarle al éxtasis, sus manos apretaban mi culo, me hacía daño pero me gustaba, y sentí como clavaba sus uñas, al tiempo que su cuerpo se tensaba, Carla y Samuel nos observaban mientras recuperaban el aliento, y mirándoles a ellos y tras varios espasmos de nuestros cuerpos terminamos.

Exhaustos y sin fuerzas les pedimos a ellos que preparan una última como avituallamiento...había sido placentero, muy divertido.

Nos fuimos a dormir, Samuel y yo a mi cama y ellos en el sofá cama del salón, media hora después de habernos retirado, volvimos a escucharles jadear.  Reímos, quien dijo que las fantasías no alimentan el amor???


Tras disfrutar con esas fantasías Samuel me dijo "propónselo, convéncelos" siempre me dejaba a mi el trabajo sucio, pero el juego me resultaba divertido, la siguiente vez que les vi bromeé con que tenia una proposición que hacerles, Carla rió y me dijo: "tus relatos me ponen como una moto, escríbela y ya veremos", y aquí estoy, quien sabe si próximamente escriba un nuevo relato, pero esta vez no contando fantasías o si sólo se quedará en unas risas y en un juego.


martes, 2 de julio de 2013

FELIZ DESPERTAR

Dormía placidamente cuando unas manos me despertaron acariciándome por debajo de las sábanas. Eras tu, regresabas de trabajar un poco antes de lo normal y lo hacías cargado de ternura. Sentí esas manos abrazándome, rozando mi cuerpo mientras mi boca suplicaba a la tuya que la calmase la sed, tus manos acariciaban mis senos, lenta y dulcemente. Era maravilloso sentir tu piel desnuda junto a la mía, vibrando, temblando, mientras nuestras lenguas bailaban una danza sensual. Sentía como tu sexo crecía cerca de mi sexo, sentir el calor en el que el deseo nos envolvía.
Descendiste por entre mis senos, besándolos, chapándolos, mordiéndolos, mientras escuchabas como gemía. Yo moría de placer al sentir tu lengua acariciándolos, al mirarte y ver esos ojos traviesos llenos de lujuria, de deseo. Tu cuerpo palpitaba sobre el mío mientras buscabas entre mis muslos el sendero hacia la suavidad más cálida de mi cuerpo. Mi lengua recorría tu cuello, mi aliento lo calentaba mientras te susurraba al oído que quería fundirme contigo, que me llevaras al cielo.
Tus sexo sentía la humedad del mío, que ansiaba tenerte, con tus ojos clavados en los míos, me deshice en un gemido, era un placer sentirte en lo más profundo, rodearte con mis piernas. Mirarte a los ojos fijamente, mientras firmemente te adentrabas en mi, suave resbalando en mi tibio interior. Besándonos los labios, callando nuestros gemidos, entrando y saliendo de mi lento, suave. Sintiendo como te balanceabas como una mecedora al son de una canción de cuna, mientras nuestras bocas se daban aliento.
Aumentaste la velocidad en cada beso, en cada roce de lenguas, en cada suspiro, mientras mis manos se aferraban a tu espalda, cada vez más fuerte, en cada aumento de excitación, hasta rozarte con mis uñas. Las bocas empezaban a devorarse, los gemidos no fueron aislados, eran la música que se apoderaba de la sala.
Me tomaste de las muñecas para sostenerme y no soltarme mientras me penetrabas más y más duro. Te deleitabas mirándome disfrutar de lo que hacías, observando como me hacías tuya. Llevaste tus manos a mis piernas, y en las coyunturas de mis rodillas te apoyaste, las abriste lentamente, querías mirar mientras me penetrabas. Querías observar como mi cuerpo temblaba al sentirte, como mi sexo se contraía para darte mas placer, que como toda yo estaba entregada a ese momento. Eso te excitó aún más, entrabas y salías de mi con furia, a tu antojo, mientras tu observabas mi mano se acercaba y acariciaba mi clítoris, me gustaba ver tu cara de excitación y a ti te encantaba ver como me acariciaba mi preciado botón del placer mientras me penetrabas. Sentía como mi sexo te apretaba cada vez más. Ver, sentir y escuchar ese sonido que causa la penetración, mojarte en mis flujos era una delicia, escuchar mi habitación llena de gemidos era un verdadero placer.
Te despegaste de mí para hundir tu rostro en mi entrepierna, para chuparme entera, lamerme la vulva, succionarme el clítoris. Sentir tu lengua sobre él era tocar el cielo con las manos, era saber que mi cuerpo no aguantaría mucho tanto placer. Me preparé para un explosivo orgasmo con la ayuda de tus dedos. Entrar en mi y, con ellos, tocar ese punto que tanto te gustaba palpar, mis manos acariciaban tu pelo mientras no podía controlar los gemidos, mis caderas se elevaban levemente, sentía tus dedos, tu boca y tu lengua lamiendo ese botoncito que brillaba y latía de placer. Mi cuerpo se tensó, tu lengua acaba de hacer que una oleada de sensaciones recorriera desde mi sexo hasta el cuello.
Mis manos te apretaron contra mi x un segundo, mientras el cuerpo comenzaba a relajarse, la sangre aún bombeaba rápido y sentía el corazón palpitar en mi sexo, poco a poco iba recuperando el aliento y a ti, te besé, te lamí la comisura de tus labios, para compartir lo que habías bebido. Besándonos y compartiendo con mi lengua parte de lo que te había dado de beber. Y de ahí mi lengua viajaba, pasaba a tu pecho, a tu ombligo, a tus ingles, y de tus ingles a tu sexo, que estaba feliz pero deseoso de caricias, de mimos, que latía deseoso de mi boca. No le haría sufrir más, mi lengua le saludó, sin dejar de mirarte lo recorría de arriba a abajo para después dejarlo entrar en mi boca, despacito hasta el fondo, caricias que te hacían estremecer entero, mientras mis manos jugueteaban con tus testículos. Para después ir sacándola hasta succionar su punta, mi lengua recorría su corona vibrando sobre el frenillo, haciendo que temblaras, que te murieras porque continuase, me penetré lento, dulce, suave, estabas muy excitado, no lo decías pero querías más, lo se, solo quería que sufrieras un poco y que te recreases mirándome a los ojos, los tuyos suplicaban, y te levanté el castigo, aumentando el ritmo, mis manos apretaban tus nalgas, y mi boca se penetraba cada vez más rápido, ahora eras tu quien marcaba el ritmo, quien me penetraba, pusiste tus manos en mi cabeza y me penetraste con fuerza, sintiendo como llegaba a su limite, como mi boca daba pequeñas arcadas, de rabia por no poder llegar más.
Mis manos jugueteaban con tus testículos los acariciaban, mi lengua hacía lo propio cruzando el escroto, jugando con uno en la boca, succionándolo mientras mi mano te masturbaba y mi boca volvió a tu sexo de forma definitiva, quería que la llenases, incrementé el ritmo haciéndote temblar dentro de mi boca, sintiendo tus espasmos, hasta sentir que te vertías en mi. Me gusta sentirla tensarse, ver tu cara de cara de placer, tu sonrisa velada, y tu savia caliente recorriéndome.
Me habría encantado compartir un rato después abrazada a ti, pero era imposible nos habíamos demorado demasiado, me di una ducha rápida y al salir me esperaste con un café, ese café era mi desayuno, y tu bebida caliente para antes de dormir, tu dormirías menos, yo correría toda la mañana pero había merecido la pena.
Un dulce beso fue la despedida, nuestros horarios estaban cambiados, pero el rato que nos encontrábamos, era mágico, era el eclipse en el que el sol hacía el amor a la luna para envidia del firmamento.


martes, 25 de junio de 2013

¿Y SI ERES TU?

Aún faltaban dos horas para la salida de mi avión, viajar siempre me generaba ansiedad, era una artista perdiendo vuelos, así que prefería ir pronto y esperar antes que quedarme en tierra. El avión salía casi de madrugada y había poca gente en el aeropuerto, pocos vuelos debían de salir a esas horas.

Las cafeterías estaban cerradas pero yo necesitaba algo de beber para no dormirme, solo me faltaba dormirme en la puerta de embarque y perder el avión estando allí. Me acerqué a una maquina a por una coca-cola, había un sacando una lata, no le presté mucha atención, iba vestido con traje y llevaba una mochila de esas de guardar el portátil, debía de ser un ejecutivo.

Al coger su cambio las monedas rodaron por el suelo, me agaché a ayudarle, me miró y por unos instantes perdí la respiración, sus ojos marrones atravesaron los míos, tuve la sensación de conocer esos ojos, esa boca me era familiar, e incluso quise leer en sus ojos que el también reconocía los míos. Pero no podía ser, estaba en un país en el que apenas conocía gente y los que conocía me habían acompañado al aeropuerto. Dándome las gracias se fue, no le di más importancia.

Tras una vuelta por el aeropuerto busqué mi puerta de embarque y me dirigí hacia ella, en esa sala había 4 puertas pero solo dos vuelos programados, me senté en una de las butacas y saqué el móvil, no tenía nada que hacer así que entré a ver que se cocía en Twitter. Puse un mensajito "largas horas de espera en el aeropuerto", actualicé mi TL y el último tuit que aparecía era el de una persona muy especial para mi, a la que no conocía pero a la que tenía un cariño especial. Su tuit decía "Esta noche estoy muy cerca de ti".

Sonreí, sus letras siempre eran inspiradoras, muchas noches las pasamos intercambiando sueños a través de las letras, escribí al aire, como siempre solíamos hacer, "Esta noche me gustaría que estuvieras más cerca", teníamos los horarios cambiados y normalmente no podía disfrutar de sus letras como me gustaría, así que al menos leerle me ayudaría a pasar las horas más rápido.


Mientras sonreía el chico del traje entró en la sala, debía de salir en un vuelo que salía desde la misma sala. Se sentó en la otra parte, pero frente a mí, sacó un pequeño ordenador y lo conectó a un enchufe cercano. Yo le observaba, era muy guapo, tenía un halo de misterio, se le veía enigmático.

Actualicé varias veces pero mi mensaje no había tenido respuesta, leí un par de noticias sobre política, y volví a actualizar "No importa la distancia, cuando nuestras almas están cerca", genial eso significaba que pasaría la noche volando entre letras y sensaciones, las que era capaz de sentir a través de las letras. Él me inspiraba "hace mucho que nuestras almas están más que cerca, me gusta cuando volamos y somos uno".

El chico misterioso estaba ensimismado en su laptop, sonreía, disfrutaba de lo que estuviera haciendo, tenía una preciosa sonrisa, y seguía teniendo la sensación de haberle visto en algún lugar, mientras escribía nuestros ojos se encontraban, pero nuestras miradas se desviaban rápidamente a nuestros aparatos electrónicos cada vez que se encontraban.


"Viajamos unidos por ese hilo cristalino que nos ata en la eternidad, pues una creación tan perfecta no se puede soltar." sus letras me hacía estremecer, realmente producía sensaciones inexplicables en mi.
"Materia distante, suave, frágil... Polvo... Ceniza... Donde habita mi soplo, mi esperanza, mi llama divina"."Observar lo que soy, lo que siento desde el punto álgido de tu cuerpo..."Su facilidad para expresar sentimientos en palabras siempre había sido mucho más fácil que la mía. Yo me limitaba a marcar como favorito sus mensajes. Con él nunca sabía si algún  mensaje era dirigido a mi, pero a mi me gustaba jugar a imaginar que sí.

Actualicé y me encontré con ""Me observo y te observo. Me siento y te siento. Y no estamos tan lejos." , sentí algo especial, ese mensaje me hizo levantar la mirada y centrarme en el chico del traje, se le veía feliz, me miraba y sonreía, sonreía travieso, fijaba en mi su mirada, quería que supiera que lo hacía. Y si esos ojos me sonaban familiares porque eran los suyos??Tan solo había visto un par de fotos suyas hacía algún tiempo, podría ser. Pero él vivía a miles de km de donde estábamos, no podía ser posible.

Tenía que intentar resolver mi duda a través de esos mensajes al aire, aunque lo que yo interpretara como respuestas no lo fueran, el juego me estaba envolviendo, enloqueciendo, haciéndome disfrutar "Me estremezco solo de imaginarme observada"

Su respuesta no tardó en llegar "Mi alegría es que tus labios sean míos con sólo imaginarlos que me besan sin miedo...""Y respirarte en cada roce, en cada mordisco, en cada sonrisa... Cautivarte, seducirte... Atraparte... Y consumirte..."

Los ojos del chico del traje me devoraban, hacían que mi cuerpo ardiera, mientras que sus letras hacían vibrar a mi alma, solo pude decir "Te deseo"

La mirada del chico del traje se tornó lujuriosa, ya no me miraba como un niño travieso se había convertido en la mirada de un hombre "Tengo ganas de besarte, de comerte la boca... De borrarte esa duda de los labios con la miel de mi concupiscente presencia..."


No sabía quien provocaba que me fuera inundando por dentro, pero estaba excitada, sentía como mi vagina se contraía, como mi respiración se agitaba, ya no me importaba nada, miraba al chico del traje sin disimular lo que a mi cuerpo le estaba pasando, lo que estaba sintiendo, tenía la sensación de que a él le pasaba lo mismo, "Quiero sentirte esta noche como ninguna otra lo he hecho".

El chico del traje se levantó, desenchufó el portátil y lo metió en su bolsa, yo pensé que se me había acabado parte del juego, actualicé pero no había nada. El chico del traje se acercó a mi, sin decir nada me tomó de la mano, yo era esclava de sus deseos, de los míos, no pregunté no articulé palabra y le acompañé, nos acercamos a una puerta y la abrió era un almacén apenas entraba algo de luz desde el final del pasillo, dulcemente me puso contra la pared, sus manos se posaron a ambos lado de mi cara y me besó, era un beso deseado, era como si llevásemos años esperando a encontrarnos, nuestras manos acariciaban nuestros cuerpos aún vestidos, pronto sus manos arrancaron mi camiseta dejando a la vista mis pechos, sus manos ágilmente se deshicieron del sujetador de encaje negro, y su boca comenzó a jugar con ellos, apenas apreciaba su silueta,  un suspiro se escapó de mi boca, y su mano la tapó, debíamos ser silenciosos si no queríamos que nos descubrieran.

Mientras me besaba, lanzó su americana sobre una mesa que había a unos metros, se quitó la corbata y la puso en mi cuello, mis manos fueron desabrochando los botones de su camisa y tras deshacerme de ella mi lengua recorrió lentamente su pecho, bajando hasta su ombligo, mis manos desabrocharon su pantalón que cayó instantáneamente al suelo, me arrodillé junto a él, mi boca recorrió el tronco de su pene con los dientes por encima del slip blanco que llevaba. Estaba dura, muy dura, sabía que se moría por que me deshiciera de la tela q le separaba del verdadero placer.

No había mucho tiempo así que no le hice sufrir más, de un tirón el slip desapareció, se pene erecto lucía ansioso, mi boca se apoderó de él, lo devoró, comenzando por su glande, para continuar por el resto del tronco hasta su base, sintiendo como me faltaba el aire, mi boca comenzó a penetrase lentamente mientras mi mano le masturbaba acompañando a mi boca, bailando juntas al mismo ritmo, contagiando de ese ritmo a su respiración, sus manos acompañaban los movimientos acariciando mi pelo.

 Se apartó y agarrándome de la mano, me llevó hasta la mesa, empujando lentamente me sentó en la mesa y levanto mi falda, tiró de mi tanga de encaje y lo guardó en el bolsillo de su pantalón. Me recostó sobre la mesa, y entre penumbra vi como acercaba su boca a mi sexo, sentí su aliento caliente, su lengua se abrió paso entre mis labios mojados,  bajó x el perineo hasta mi ano, lubricándolo con mi propia sabia, su lengua comenzó a jugar con mi clítoris mientras uno de sus dedos penetraba mi ano, las palabras de los mensajes recibidos llevaban a mi mente a otro mundo, mientras él, calmaba el deseo de mi cuerpo, los gemidos se escapaban de mi boca era inevitable, pero esta vez él no intentó impedirlos, dos dedos me penetraban duro mientras su boca masturbaba mi clítoris, no aguantaba más mi cuerpo se lo contaba como si fuese un secreto, él me entendía perfectamente e incrementó el ritmo, mi cuerpo se tensó, y una melodía de placer hizo vibrar cada cm de mi piel, se hizo el silencio mientras mis pulmones se esforzaban por intentar coger aire para reponerme.

Me incorporé y mientras mi lengua recorría la comisura de sus labios mis manos dirigieron su polla hacía mi, lentamente me penetró, nuestros torsos se unieron, nuestras manos nos abrazaron, su cuerpo me embestía, cada vez más profundamente, mis uñas resbalaban por su espalda, mis dientes mordían su cuello, mientras sentía como se incrementaba el latido de su corazón. Algunos ruidos se escapaban de sus labios, cerca de mi oído, apenas imperceptibles. La fuerza de las embestidas fue in crescendo. Y la exhalación del orgasmo, la sentí en la mía sentí su gemido ahogado en mi garganta mientras me apretaban con él y se deshacía dentro de mí. Entre sudores, caricias y besos, su cuerpo fue despertando tras unos segundo de vuelo por el cielo.

Se vistió y dándome un beso en la frente, me dijo : " sal en unos minutos, para que no nos vea nadie salir juntos, gracias por este viaje mi niña"


Aún estaba recuperándome, no me dio tiempo a reaccionar, cuando quise darme cuenta, él ya no estaba.

Me vestí y salí a la sala de embarque, mis ojos le buscaron por toda la sala, uno de los vuelos estaba embarcando, se habría ido en ese?? No importaba, me sentía llena de una felicidad inconmensurable, había sido mágico.

Sin poder dejar de sonreír  volví a tomar mi asiento aún quedaba media hora para q comenzase el embarque de mi vuelo.

Saqué el teléfono de mi bolso y ansiosa actualice su perfil.

"Para sentirme solo tienes que dejarte llevar y cerrar los ojos, solo tienes que desear tenerme a tu lado y allí estaré"


No sabía si había sido el, y nunca lo iba a saber, lo que tenía claro es que había sido a él a quien le había hecho el amor esa noche.

sábado, 22 de junio de 2013

SUEÑOS DE UNA PEQUEÑA SOÑADORA

Una voz me despertó, "preparando aterrizaje, abróchense los cinturones, el respaldo del asiento en vertical...", estábamos a punto de aterrizar, ese viaje era importante para mi, era algo que hacía algunos años se quedó pendiente y de algún modo necesitaba hacerlo para cerrar esa página para siempre. El avión tocó suelo, por muchas veces que vuele nunca dejo de tener esa sensación de alivio cada vez que ya sé que estoy con los pies en la tierra. Las puertas se abrieron y una bofetada de calor húmedo me sacudió, estaba en el Caribe, por un segundo sentí que mis pulmones eran incapaces de respirar, pero esa sensación no era nueva ya la había tenido hace unos años, cuando hice el mismo trayecto por él. Esta vez sería diferente, él hacía tiempo que no estaba y yo iba a cumplir ese viaje especial que teníamos preparado aunque fuese sóla, no soy de las personas que les guste dejar cosas pendientes, quizás fuese duro, o quizás no, sólo el destino sabía que me depararía esa aventura, en la que yo sólo buscaba descanso y cerrar heridas.

Salí rápido del aeropuerto, es lo que tiene viajar con tan solo una pequeña maleta de mano, busqué un taxi y me dirigí al puerto, allí Mary, una mujer Americana que regentaba unas cabañas en la isla a donde iba, me dijo que mandaría a alguien a recogerme.

En el taxi iba sobrecogida, no había vuelto a escuchar ese acento desde que Él y yo nos despedimos llorando en el aeropuerto de Madrid porque nuestra historia no podía avanzar más. Todo me recordaba a él. Aquello iba a ser más difícil de lo que me esperaba.

Caminé hasta el lugar en el que Mary me había descrito que estaría la barca, pero allí no había nadie. Pregunté a unos pescadores y me confirmaron que era el lugar, que no me preocupara que no se demorarían. A lo lejos vi acercarse una pequeña barca con motor, la conducía un muchacho joven, con el pelo medio largo, moreno, que agitaba la mano saludando, parecía indicar: "tranquila que ya estoy aquí", y en verdad sentí alivio al verlo.

Al llegar a mi altura cogió mi maleta y me ayudo a bajar, se disculpó, era el hijo de Mary, no trabajaba en el alojamiento, estaba sólo de visita, pero la persona que tenía que recogerme había tenido un pequeño percance y tuvieron que ir a buscarlo a la playa donde estaba buceando para fuera a recogerme. Hablaba pausado, su voz transmitía tranquilidad, sus ojos eran vivarachos y rebeldes, tenían algo especial que te atrapaba, te hipnotizaba. Una pregunta me sacó de mi ensimismamiento ¿Y como conoce esta pequeña isla una española? Esa si que era una pregunta que yo no quería responder. "Es una larga historia, no importa como ni porque, lo importante es que estoy aquí". Sus ojos se abrieron y su boca esbozó una sonrisa "si te apetece después brindaremos por eso", sin darme tiempo a contestar se puso en pie, estábamos llegando a la playa, se quitó las chanclas, paró el motor y saltó al agua, le pasé mi maleta y aunque bien podría haberme bajado por el lado de la arena quise hacerlo donde él estaba, retiré mis sandalias, las lancé a la arena, me senté en el borde de la barca recogí mi falda por encima de las rodillas y salté, él reía travieso, debía de pensar que estaba loca, pero extrañamente me sentía feliz, el agua cubría por encima de mis tobillos, pero quería sentirla.

Él dejó la maleta en las maderas que conducían a la cabaña principal donde suponía estaba recepción o el restaurante y volvió a por mí, la falda se me soltó y acabó arrastrando en el agua, yo solté un pequeño grito y él rió a carcajadas, comencé a dar patadas al agua para salpicarle con el pie, en un segundo ambos estábamos empapados. " Estás loca, mi madre va a seguir pensando que soy un irresponsable" yo reí "diré que fue mi culpa".

Entramos en el hall, Mary al vernos entrar cambió su cara...solo atinó a decir "Pero....", él riendo dijo " te traigo a la española, sana y salva aunque un poco mojada, y rió", su madre no reía, me presenté y riendo le dije que la culpa había sido mía, él quería enseñarme la habitación pero la madre le dijo que se cambiara que tenía que hacer cosas.

Mary me pidió disculpas, me dijo que su hijo era un loco, que siempre andaba de aquí para allá que no se centraba en nada, que siempre pensó que se le pasaría algún día y que a esas alturas ya había perdido la esperanza, pero que era maravilloso, que la adoraba y que la hacía reír incluso cuando se enfadaba, que sabía cuando llegaba a verla pero nunca hasta cuando se quedaría. " Faltan tres horas para la cena acomódate, descansa un poco y luego nos vemos" me dijo antes de cerrar la puerta, era una mujer muy amable, de joven debió haber sido bellísima, aún conservaba un bonito cuerpo.

Me tumbé desnuda sobre la cama, estaba en el piso de arriba, era una cabaña de caña pero tenía un gran ventanal desde el que se veía el mar, estaba observando las olas en esa playa desierta cuando le vi llegar, se quitó su camiseta y comenzó a correr, estaba moreno, tenía un torso lindo, corría descalzo, en pocos minutos lo perdí de vista, me había hecho sentir como una niña traviesa entrando empapados en el hall, no podía evitar sonreír al recordarlo.

Apareció de nuevo en el horizonte regresó corriendo hasta el lugar donde había dejado su camiseta y corriendo como si de un niño se tratase entró en el agua rompiendo de cabeza contra la olas, era una imagen maravillosa, era la viva imagen de la libertad, mientras le observaba acariciaba mis pechos, esa mezcla de libertad, de locura, de travesura, me hacía sentir, está vez no se dirigió al lugar de donde vino, se acercó hasta mi cabaña, estuvo unos segundos frente a ella, yo inmóvil, sin respirar, el corazón palpitaba a mil, fueron unos segundos que se hicieron eternos, pero pasó de largo. Mi cuerpo, mi mente reaccionaba a cada uno de sus gestos, que estaba pasando, ¿que era aquello? Lo sabía pero temía pensarlo era magia, aunque en el fondo lo deseaba.

Apenas faltaba media hora para la cena, sentía algo dentro de mi que me hacía sentir intranquila, intranquila pero feliz, me había preparado para un viaje de sensaciones pero esa no había entrado en mis posibilidades.

Disfruté de una larga ducha, el agua fría resbalaba por mi cara, me encantaba esa sensación, mis manos enjabonaban el cuerpo, disfrutando de su suavidad, recreándose en cada rincón, es bellísima la sensación de amarse a uno mismo, de mimarse, de quererse. Me sentía libre, supongo que ver la libertad reflejada en cada gesto de aquel hombre me había dado cierta envidia. Y así quería seguir sintiéndome, me puse un vestido finito cómodo, con un escote en pico que sujetaba mis pechos generosos sin ropa interior, no quería ataduras, serían unos días de libertad absoluta.


Me senté en una mesa retirada, la que más cerca de la piscina estaba, de fondo se veía el mar y el sol esconderse, era un lugar verdaderamente bello, la luna asomaba en lo alto pero aún había demasiada claridad para poder recrearse en ella, el camarero vino a preguntar que iba a querer cenar, sin duda quería algo fresquito una ensalada estaría bien y tal y como él me aconsejó la mejor opción sería un pescadito, solían cocinar lo que pescaban la noche anterior, era una gran plan, y un vino fresquito por supuesto, me encanta el vino. Miré a mi alrededor y tan solo había cinco o seis parejas acarameladas, ese debía de ser un destino romántico de luna de miel o de especiales celebraciones, y en verdad así fue para lo que yo lo descubrí tiempo atrás, pero no me generaba ninguna sensación negativa al contrario me resultaba divertido observarles, en verdad el amor cuando está en su punto álgido es bonito.

Estaba dando un sorbo a mi copa de vino cuando una voz se dirigió a mi desde detrás de la barandilla que separaba la piscina del restaurante “hola bonita, ya te acomodaste?” al girar le vi, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, continuaba mirándome con ojos de travieso, sonreía porque sabía que me había sobresaltado al escucharle. “Estaba con la cabeza en otro lugar me has asustado” “Me di cuenta, tan feo soy” .Que debía de contestar a eso?? Feo?? Si me parecía el hombre más atractivo que había visto nunca. “Uy que vanidoso, intentas que te diga lo guapo que eres?? No te diré algo que ya sabes” y le guiñé el ojo mientras reía. “Esperas a alguien para cenar?? Quieres cenar sola?? O permites a este loco que comparta mesa contigo??”.Con voz seria le contesté “Sería un placer compartir mesa y charla con usted caballero” y saltando por encima de la barandilla pasó al lado de la mesa, “Voy a avisar de que traigan dos de lo que hayas pedido”. Se acercó al camarero y regresó sonriendo.


Pasamos largo rato cenando y conversando sobre nuestras locuras, nuestro concepto sobre la felicidad, el amor, la pasión, el compromiso, en definitiva sobre nuestra forma de ver la vida. Habíamos terminado de cenar, la noche nos había vencido, se hizo el silencio entre nosotros, miramos a nuestro alrededor, las parejas estaban mucho más cariñosa que al empezar la cena. “Es grato encontrar alguien con quien conversar en un lugar como este, donde las almas perdidas como tu y como yo no tenemos mucha cabida" "No se que habría sido de mí si estuviera aquí sola mirando esta estampa" reímos juntos, "Demos un paseo por la playa" me dijo mientras se levantaba y me ofrecía su mano, por supuesto le seguí, "dame un segundo" salió corriendo hacia dentro del restaurante, salió con las manos detrás y corrió de nuevo a mi lado, cuando llegó a mi altura me enseñó una botella a medias, como el niño travieso que la consigue a escondidas. Nos sentamos en la playa.

Había una preciosa luna menguante, abrió la botella y le dio un trago, yo intenté hacer lo mismo pero mi garganta ardía, él por supuesto se reía de mi, estábamos mucho más cerca, las conversaciones de la cena habían quitado muchas barreras, ambos creíamos que la vida había que exprimirla, ambos entendíamos el amor como algo maravilloso que no necesariamente debía de ser convencional, ambos entendíamos las locuras como medio de vida, y la magia como el alimento que nos quita la sed.

Nos miramos, sabíamos cuanto nos deseábamos, su sonrisa fue desapareciendo levemente, mis ojos no podían dejar de mirar esos labios, esos que habían pronunciado tantas palabras que me habían atrapado, esos que me moría por besar, que me moría por morder, lentamente se acercó, sus labios rozaron los míos, mi cuerpo se estremeció, lo deseaba tanto, que el placer que ese roce me proporcionaba era inconmensurable, instintivamente mi boca se entreabrió, quería probarle, saborearle, esta vez sus labios se apoderaron de los míos mientras sus manos me abrazaban, el mundo se había parado, no había palabras no las necesitábamos, mirándome en silencio, acercó sus manos a mis pechos los acarició sobre la tela, sonrió al sentir endurecerse uno de los pezones, y darse cuenta de que no llevaba ropa interior, sus dedos agarraron en vestido y poco a poco lo bajaron hasta dejarlas al descubierto.

Sus ojos expresaron sorpresa, eran grandes, pero la forma en que mordió sus labios le delató, sin duda la resultaban apetecibles, su boca se acercó, su lengua lo recorrió lentamente mientras mis dedos jugaban con su pelo. Un sonido nos sobresaltó, era su teléfono móvil, se incorporó protestando para poder sacarlo, yo reía porque había sido muy inoportuno, mientras él se entretenía apagándolo yo me incorporé, me quité el vestido y desnuda salí corriendo hacia al agua donde sin pensámerlo me metí saltando contra las olas, volteé al verle y me estaba mirando incrédulo, pero tras unos segundos de incertidumbre se desnudo y corrió hacia mi.

"Perdóname, que inoportunos" "Nada tranquilo, nos han roto la magia" le dije poniendo pucheros, se puso serio, se acercó y me dijo "La magia está aquí y aquí" primero posó su dedo sobre mi pecho y después dio un beso en mi cabeza, "Ya nadie podrá quitarnos la magia", yo solo bromeaba, no esperaba una contestación tan seria, pero me había hecho sentir bien, yo sabía que eso existía y que no iba a desaparecer así como así, ninguno quería que lo hiciese. Me acerqué y bese sus labios, mis manos abrazaron su espalda, lo apretaron contra mi, quería sentir cada cm de su piel, quería que fuésemos solo uno, nuestras bocas se devoraban tiernamente, pero con una lujuria que iba en aumento, sentí su pene erecto endurecerse contra mi piel, mi mano se acercó a él, lo acarició, mientras mis dientes mordían su labio. Quería alargar aquello el máximo tiempo posible, quería que esa noche fuese eterna, mis piernas rodearon su cintura, y mi clítoris, hinchado sentía el roce contra él con el vaivén de las olas, sus manos apretaban mis nalgas, meciéndome para sentir ese roce que nos estaba volviendo locos a ambos, él soltó mis piernas de su cintura, y sin dejar de besarme buscó la humedad de mi sexo, humedad que no se debía a estar en el agua, era una humedad caliente sedienta de caricias, de mimos, de embestidas y sexo.

Dos dedos me penetraron mientras su boca se adueñaba de uno de mis pezones, lo mordía, sentí dolor, pero era placentero, ese dolor me hacía saber que estaba viva, no se trataba de un sueño. Mi respiración estaba agitada, eran tres ya los dedos que me penetraban mientras que su dedo gordo frotaba mi clítoris, nuestras bocas no se separaban...ahogaba mis gemidos en la suya, mientras mis manos se aferraban a su cuello a su espalda, donde podían, estábamos entregados bajo la luna. De un movimiento volví a poner mis piernas en su cintura y con sus manos en mis caderas lentamente me penetró, lentamente, mirándome a los ojos, ellos se decían todo aquello que las palabras eran incapaces de transmitir, comencé a moverme para hacerle disfrutar, para hacerme disfrutar, mis caderas hacían movimientos circulares mientras él apretaba duramente mis glúteos, ya no éramos personas, nuestras cabezas ya no mandaban en nuestros cuerpos, en nuestros deseos, éramos tan sólo dos animales dando rienda suelta a su instinto, bailando al son que el mar les marcaba. Estábamos salvajes, cabalgaba sobre su miembro como si no hubiese un mañana, sentía como golpeaba contra el fondo de mi vagina, me sentía llena, dos orgasmos recorrieron mi cuerpo en ese rato, ahogando mis gemidos en su boca, mezclando la humedad que mi cuerpo emanaba con la del mar. Después del segundo me bajó de encima suyo y sin dejar de abrazarme y besarme me llevó hasta la arena, le tumbé sobre ella, besé su cara, besé su cuello, deslicé mi lengua hasta su ombligo, y bajé hasta su sexo, mi lengua lo recorrió, saboreando de ese modo, el elixir que él había provocado, aún sabía a mí, se estremeció, lentamente mi boca fue succionando hasta hacerlo desparecer, él miraba al cielo absorto en su placer, su mano acariciaba mi pelo, acariciaba mi cara, mientras mi lengua jugaba con su glande, mientras mi lengua recorría su tronco para después penetrarse varias veces. Sentía su respiración aumentar el ritmo, sentía como los gemidos se escapan de su boca, suponía que no le quedaba mucho tiempo.


Se incorporó y se tumbó sobre mi, lentamente me penetró y comenzó a embestirme cada vez con mayor cadencia, ambos gemíamos como si la vida se nos fuera a escapar después de aquello, la luna era testigo de lo que estaba ocurriendo y no nos quitaba ojo, pero que ella nos observara nos excitaba aún más. Tras una profunda embestida clavé mis uñas en su espalda, señal inequívoca de lo que estaba a punto de ocurrir, y en una sincronización perfecta nuestros cuerpos se sacudieron al unísono, sentí como su leche caliente invadía mi cuerpo, como su pene daba espasmos trasmitiéndome sus sensaciones, sentí como habíamos compartido lo más grande que teníamos nuestros corazones y nuestra intimidad.

Pasamos varios minutos así, abrazados sin hablar sin pensar, solo sintiendo, recuperando el aliento, volviendo a la realidad.

Nos incorporamos nos vestimos y fuimos hacia mi cabaña, en la puerta había una hamaca entre dos palmeras "Has dormido alguna vez en una hamaca??" moví mi cabeza en señal de negación, "pues si te apetece, siempre tiene que haber una primera vez para todo". Entre por unas toallas, me acomodé entre sus brazos y con una paz que no recordaba haber sentido jamás me dejé envolver por el sonido del mar, el olor a sal, y el calor de su cuerpo pegado a mi, pensando que si eso había sido un sueño no quería despertar jamás.