lunes, 10 de julio de 2017

MY LADY

Era media tarde, el sol caía por el horizonte, él estaba sentado con un café humeante, ensimismado por los pensamientos que rondaban por su cabeza, dibujando trazos sin sentido en una pequeña libreta y mirando por la ventana, observando como una ardilla se llevaba unos frutos a la boca con sus pequeñas manitas.

Sintió un escalofrio, era como si le observaran, se giró y ahí estaba ella, sentía como le mirara fijamente, algo le hacía no poder quitarla los ojos de encima, estaba recostada en una silla, sus curvas se veían preciosas, iluminadas por los rayos de sol que se colaban por la ventana, sintió un deseo absoluto de acercarse y tomarla entre sus brazos.

Se acercó hacia ella, se veía preciosa, con su vestido azul, el que sólo lucía en las ocasiones especiales, la tomó entre sus manos abrazandola por detrás, sitiendo su tacto en su torso desnudo. Sus manos recorrieron sus grandes curvas, haciendola vibrar, él se estremecía sintiendo la suavidad en las yemas de sus largos y finos dedos. Se balanceó bailando con ella, pegada a él, con una música que sólo él podía escuchar y ella sentir, una música que pronto ella tambien descubriría.

La llevó hasta el sofá y la recostó sobre sus rodillas, acariciandola, la tenía entre sus brazos, ella siempre estaba ahí para disfrutar sus mejores momentos, pero tambien para acompañarle en los peores. La observaba y todos esos momentos pasaban por su cabeza, eran importantes el uno para el otro.

Con su dedo indice recorrió su figura mientras sonreía, su mano derecha recorría su cuello, y su otra mano fue directa al centro de su cuerpo, ella agradecida recibía el tacto de sus dedos con pequeños gemidos que embargaban sus oidos, que él recibía como mágicas caricias.

Ella vibraba con cada roce de sus manos, al tiempo que sentía que podía ver como su alma se estremecía, sus dedos vibraban y se movían por su cuerpo, estaba excitado, y notaba como el culo de ella presionaba su erección, la acariciaba como inintencionadamente, caricias fortuitas provocadas por el vaivén de su cuerpo, que elevaban su placer.

Ambos se fusionaron en un baile perfecto, se convirtieron en uno sólo, sus caricias se volvieron energicas y sus dedos vibraban con impetu, mientras ella cada vez gritaba con más intensidad, y él sentía como su erección crecía y crecía y apretaba su cuerpo contra ella, con una respiración cada vez más agitada. Los gemidos que brotaban de ella y la respiración de él convertían aquello en una melodía perfecta, en un momento mágico, que tras, no sabían si minutos u horas, estallaba en una oleada de emociones, sensaciones, y placer para los 5 sentidos, que les dejaba exahustos.

Tras esa explosión, su gemidos fueron bajando de volumen e intensidad, él fue recuperando el aliento mientras la acariciaba con suavidad, poco a poco, hasta llegar a un dulce silencio, la miró con sus ojos llenos de ternura y entonces susurró al aire, "i love you lady g".