Supo que había
aceptado cuando segundos despues escuchó la puerta del bar abrirse y cerrarse. había
llegado el momento. Salió del almacen y encendio el equipo de musica. Pulsó el
play y una dulce melodia de saxofon salio timidamente del sistema de altavoces
que cubria el techo del bar. Se quitó el medio delantal y lo lanzó a la otra
esquina de la barra donde quedó arrugado sobre una de las camaras
refrigeradoras. Una suave percusion se abrió paso desde el techo hasta el suelo
de madera y Ektor notó las vibraciones a traves de las zapatillas mientras
acercaba una cubitera con una botella de vino dentro hasta una de las mesas del
rincon. Apagó las luces y encendió una pequeña bola de cristal que reflejaba
diminutos lunares de la luz blanca con la que la bañaban dos focos fijados
medio metro mas allá. Todo estaba preparado, la penultima ficha había entrado
en juego.
Adriana
quería acabara lo antes posible, estaba ansiosa por probar ese manjar, así que
en cuando se dio la vuelta, cogió las bolsas de basura y salió a la calle,
cruzo ese trozo de patio donde en las tardes de verano ponían la terraza, hacía
un poco de viento suave, ella sintió el aire frío y sus pezones se
endurecieron, estaba muy sensible, era la mejor de la sensaciones que la
producía la marihuana, esa hipersensibilidad especialmente en su sentido del
tacto. había una luna enorme casi blanca, pasó unos segundos apreciandola era
bellísima, no tenía prisa por volver a entrar, pero decidió hacerlo por si
podía ayudarle a algo más.
Al entrar se
sorprendió, parecia un bar diferente, la musica era diferente a la que solían
poner, las luces estaban apagadas, tan solo aparecía una luz en el fondo,
camino hacia alla, había una mesa con una cubitera, dos vasos, pero ektor no
estaba. de repente lo escuchar andar a su espalda, se dio la vuelto y vio como
caminaba hasta la puerta, echaba el cierre y cerraba la puerta con llave. Su
cuerpo se tensó al verle caminar hacía ella sonriendo, con paso firme,
sintiendo como sus piernas se debilitaban cuando el llego la abrazo por la
espalda y hablandola al oído la acompaño hasta la mesa " ya estamos solos
pequeña, pensé que no iba a llegar este momento, brindemos para
celebrarlo" Ella no pudo decir nada, solo se dio la vuelta entre sus
manos, y cerrando los ojos le beso, toda la tension desapareció, se sentía en
el cielo.
la musica,
la luz, el vino, él todo era perfecto, tenía la sensación de estar viviendo un
sueño que acababa de empezar.
"sí
prefieres tengo un par de cervezas bien frías" dijo Ektor al tiempo que la
soltaba para acercarse a la mesa y sacar de dentro de la cubitera dos botellas.
Adriana sonrió y el regreso a su lado, cogiendo por la cintura y haciéndola
girar, más comicamente que elegantemente, al ritmo de la música. Terminaron uno
en frente del otro y Ektor le hizo un quiebro a sus labios para colarse hasta
su cuello. Aspiró profundamente, palpó la yugular con sus labios y se quedó
unos segundos notando el pulso de Adriana acelerarse. Aquella sensación lo
hacia sentirse como un chiquillo travieso que estuviera a punto de hacer una
travesura. Dejó que sus manos resvalaran hasta los muslos de ella mientras su
lengua hacia lo propio por la clavicula para deshacer ese breve camino segundos
después. La notaba estremecerse entre los brazos y estaba seguro de que ella
notaba lo que le excitaba todo aquello. Se colocó a su espalda y se cerró
fuertemente ella haciendo imposible que no notara el bulto de su pantalón. Ella
respondió moviendo timidamente las caderas, frotando su culo contra el y
provocando que no pudiera resistirse a apartar su pelo y abalanzarse sobre su
cuello una vez más.
Ella se
dejaba querer,sentía sus brazos rodearla y como sus manos jugaban, ese chivo
tenía un encanto especial, sentí su cuerpo pegado sintiendo como su miembro
creía a al inicio de su espalda, moviendose para sentirle mas. Él aparto su
pelo, rodeo su cuello, y comenzó a besarla lentamente, cada cm de su piel,
sentía el tacto de sus labios, la humedad de su lengua, su piel se erizaba al
paso de su boca, Un gemido se escapo de su boca, Comenzaba a estar muy
excitada, ya no podía controlarse.
Mientras el
continuaba su particular expedición ella, adentro su mano por detrás de su
espalda para acariciar por primera vez a aquella que sería su remanso de
placer, la acarició un par de veces por encima del vaquero, creyó escuchar un
suspiro de Ektor pero éste agarro sus manos y las cruzó en su pecho abrazandola
desde atras " shhhhh no tenemos prisa", a ella la sorprendió esa
reacción, pero no importaba, le dejaría hacerlo como el deseara
Ektor
aprovechó aquella posición para acariciarle los pechos. El leve movimiento
de.las caderas de Adriana fue aumentando de velocidad, igual que sus ganas por
empujarla contra la pared más cercana y hacerle el amor hasta que las paredes
recordaran sus gemidos. Pero se contuvo, quería savorear aquel momento de
principio a fin, y cuanto más tardara este último en llegar más disfrutarian.
Se deshizo de su camiseta y la obligó a inclinarse hacia la mesa que tenía
delante. Ella se aferró a los extremos de la superficie cuadrada de madera,
casi consciente de lo que podía acontecer después. "no te muevas" le
susurró al oído antes de acercarse hasta la cubitera para regresar con un
cubito de hielo. Apartó su pelo con toda la delicadeza que pudo reunir teniendo
en cuenta su excitación y acaricia su nuca con los labios para hacerlo acto
seguido con el hielo. Adriana clavó más aún los dedos en la mesa y se le herizó
la piel por el contraste entre el infierno que comenzaba a latir entre sus
muslos y el frío del hielo. Aún así no dijo nada y Ektor prosiguió con su
juego. Hizo descender el hielo por la espalda desnuda de Adriana, aprovechó
para desabrocharle el sujetador y que cayera al suelo, y llegó con el hasta su
cintura. El hielo se deshacia más rápido de lo que había previsto así que
aceleró un poco el ritmo, se agachó entre sus piernas y pasó la cabeza hasta
dejarla a la altura de sus inglés. Desabrochó los vaqueros de Adriana y los
hizo resbalar por sus piernas para dejarlos arrugados a la altura de los tobillos,
cogió otro cubito de hielo y comenzó desde el punto en el que lo había dejado.
Trazó círculos alrededor de aquel magnífico culo y se encaminó hacia la.parte
interior de sus muslos.
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