Leyó el mensaje y
sonrió, la gustaba su forma de jugar, contestó a su mensaje con un "ya lo
sabía, por eso te lo he dado" y una cara sonriente, nada más darle a
enviar el móvil sonó de nuevo, era él de nuevo, esta vez intentando acorralarla
un poco más...este ya era tan directo como la frase que pronunció antes de que
llegara Manuel.
Llegados a ese punto, ya
no había marcha atrás, "ah no??? y que más te gustaría usar?? en que esta
pensando el chico de la sonrisa sugerente??" termino el mensaje con una
imagen del beso de unos labios.
Las conversaciones con
Manuel eran agradables pero su cabeza estaba en otro lado. Manuel dijo que si
pedíamos la ultima que el tenia algo de prisa. Ella acepto y le pidió que la
dejara ir ella a pedir. Mientras andaba hacia la barra escucho el Telf. sonar
encima de la mesa, pero ya no se iba a dar la vuelta a por el.
"Ponme dos cervezas anda...solo
quiero que sepas que después de esta cerveza nos vamos, Manuel tiene que irse y
yo no tengo coche, a no ser que.... bueno da igual..eres tu el del
mensaje??estoy ansiosa por leerlo." Cogió la cerveza y el refresco y
camino firme y segura sintiéndose observada por el hombre que en esos momentos
la estaba volviendo loca.
Enseguida se dio cuenta de que aquella mujer tenía
algo especial, algo le decía que aquel juego no iba a ser tan sencillo como
otros. Eso le encantaba. Enseguida supo que acompañarla a casa no era la mejor
opción, prefería que aquello fuera una carrera de fondo y no un sprint. Aún así
tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para decirle que le gustaría
llevarla, pero aún le quedaban unas horas para salir de trabajar. Sí aquella
excusa no la convenció su rostro no lo reflejó. Por un momento le pareció verla
morderse el labio cuando regresó a la mesa y echó un vistazo a su móvil.
"me gustaría usar mis fantasías para pervertir tus sueños". El
mensaje no era tan sutil como los que acostumbraba a escribir, pero algo en
aquellos ojos le decía que de mosquita muerta tenía más bien poco. Dos chicos
se acercaron a pedir y se entretuvo charlando con ellos sobre Blanca. Ambos se
habían fijado en su compañera y estaban muy interesados en conocer si tenía
pareja.
Ella conocía el bar, sabia a que hora cerraba y era
consciente de si le hubiera dicho que el la llevaba habría tenido que esperar,
pero sabia que la historia tendría su momento, quizás la otra chica era su
novia o no se podría entretener a la salida Por algún motivo. No importaba,
tenia claro donde la iba a llevar ese juego tarde o temprano y el mensaje que tenia
en su móvil se lo confirmo, un escalofrío recorrió toda su espalda, el juego
apenas acaba de empezar y en realidad prefería alargar esos momentos que estaban
resultando tan divertidos.
El mensaje la dio un subidón de adrenalina, tenia
ganas de jugar de verdad, unos chicos se acercaron a la barra y al ver a Ektor
ocupado, pensó en jugar su siguiente carta termino su cerveza su chaqueta.
"vamos Manuel??"" no te vas a despedir?""no da
igual". Salieron del bar sin que ektor se diera cuenta. El juego
continuaba. Y seguramente su Telf. tardaría poco en sonar.
La charla con los chicos había sido de lo más
entretenida, todos miraban a Blanca y cuando ella se daba cuenta se miraban
entre ellos y se reían. En una ocasión se acercó hasta ellos para preguntarles
por el motivo de tanta mirada y el le dijo que sólo disfrutaba del hermoso
paisaje que ella les ofrecía. Blanca no pudo evitar sonrojarse, algo que a
Ektor le encantaba provocar en una mujer. El resto de la tarde se esfumó entre
risas, piropos e indirectas veladas que parecían entretener a Blanca y
sorprender a los dos muchachos. Pero la cabeza de Ektor estaba ocupada en otros
juegos.
Cuando volvió la mirada hacia la mesa descubrió que Adriana ya no estaba, tal vez su negativa a acompañarla le hubiese hecho creer que no estaba interesada en ella y por eso había decidido marcharse sin despedirse. Se disculpó con Blanca y sus dos nuevos pretendientes y se dirigió al almacén. Una vez allí sacó su móvil y buscó en la galería de fotos. Cuando encontró lo que buscaba se lo envió a Adriana con un mensaje que decía: "esta es una de esas fantasías con las que me gustaría pervertir tus sueños". En la foto aparecía una mujer desnuda, con los brazos abiertos y sujetos a la pared por encima de su cabeza con unos grilletes, y un hombre arrodillado entre sus piernas con la cabeza entre sus muslos.
Cuando volvió la mirada hacia la mesa descubrió que Adriana ya no estaba, tal vez su negativa a acompañarla le hubiese hecho creer que no estaba interesada en ella y por eso había decidido marcharse sin despedirse. Se disculpó con Blanca y sus dos nuevos pretendientes y se dirigió al almacén. Una vez allí sacó su móvil y buscó en la galería de fotos. Cuando encontró lo que buscaba se lo envió a Adriana con un mensaje que decía: "esta es una de esas fantasías con las que me gustaría pervertir tus sueños". En la foto aparecía una mujer desnuda, con los brazos abiertos y sujetos a la pared por encima de su cabeza con unos grilletes, y un hombre arrodillado entre sus piernas con la cabeza entre sus muslos.
Estaba subiendo las escaleras de su casa cuando el
teléfono sonó, sonrió sintiéndose vencedora, el mensaje tenía un elemento
adjunto por lo que no salía el texto en pantalla, así que no la quedó más
remedio que entrar en la aplicación para verlo, la foto que le había remitido
la sorprendió, era algo que no esperaba, no sería un loco y se estaba metiendo
en la boca del lobo??? Pero ya era demasiado tarde para echarse atrás, la
imagen el texto la noche, todo eso la envolvió en una tremenda excitación que
no quería aliviar por ahora, a pesar de que él continuaba en línea y
evidentemente iba a saber que ella había leído el mensaje, decidió no
contestar, de eso modo se aseguraría que aunque acabase follando en el almacén
con su compañera, que era evidente que se ponía por tirarse a su cuello, su
cabeza pensaría en ella.
Pensando en él la venció el sueño, supongo que las
cervezas y el alcohol también ayudaron, por la mañana nada más despertarse
volvió a releer los mensajes que se habían intercambiado y le escribió otro,
“disculpa mi huida de anoche, pero me moría de ganas de caer en los sueños de Morfeo
para comprobar tus perversiones, aunque tengo que decir que he dormido como un
bebe así que tendrás que volver a intentar colarte en ellos con mas éxito,
feliz día”
Al momento escribió otro mensajes “Perdona había
olvidado decirte que sales muy favorecido en las fotos, jajajajajaja”, ella
reía por el simple hecho de pensar en la tontería que acaba de escribir, ese
chico le gustaba, se moría de ganas de poder tenerle entre sus brazos, entre
sus labios entre sus piernas.
aquella
noche, una vez mas, soñó con aquella mujer con la que llevaba tiempo soñando,
pero a diferencia de otras ocasiones esa noche aquella mujer tenia la cara de
Adriana. Soñó con el bar, ella estaba con Manuel y el atendía a los clientes
que se acercaban a la barra. Al igual que en la realidad los mensajes entre
ambos eran continuos, pero antes de que se fuera el le había escrito: "te
espero en cinco minutos en el baño de mujeres". Tardó seis en ir al baño,
el tiempo justo para ver como Adriana se levantaba y se dirigía hacia allí. se
deslizo detrás de ella y la empujó contra la pared al tiempo que atrancaba la
puerta. había colocado el cartel de "averiado", lo que les concedía
un mínimo de intimidad. Separó sus brazos contra los azulejos de la pared
mientras su pie hacia lo propio con sus piernas. Le pareció escuchar un leve
suspiro escapar de aquella apetecible boca, pero estaba demasiado entretenido
lamiendo su cuello y mordisqueando el lóbulo de su oreja. Sabia tan dulce que
por un momento pensó que no podría separar los labios de su piel. Pero lo hizo,
se arrodillo detrás de ella, pasó un brazo entre las piernas y desabrochó su pantalón.
La mano regresó a su culo y pasó los dedos por la cintura del pantalón para
deslizarlo hasta el suelo. Hundió la cara entre sus nalgas y recorrió cada
palmo de aquella piel que hasta entonces había permanecido oculta. Sabia aun
mas dulce que su cuello y su lengua se aventuró mas allá, en dirección a sus
muslos. Casi podía notar el calor que desprendía su sexo, su olor convertía su
lengua en una exploradora que ansiaba descubrir nuevos tesoros. Y así lo hizo,
primero a lametones cortos, suaves, dulces, hasta notar que las caderas de
Adriana comenzaban a balancearse. Después mas profundos, mas intensos, mas
constantes y rítmicos, hasta que la humedad de su boca se confundió con la de
la entrepierna de ella. Cuando eso ocurrió se levantó, agarró sus caderas y la
giró para probar su boca. Todo en ella sabia a fantasía y deseo. Se sentó sobre
la tapa del retrete y cuando ella comenzaba a sentarse encima suyo se
despertó.
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