Era el cumpleaños de uno de
nuestros chicos, ella quiso organizarle una fiesta
sorpresa, esta vez serían solo unos poquitos, los de casa, y ésta vez ella me
pidió que estuviera presente.
Llegué al lugar en el que habíamos quedado, estaba bastante alejado del mundanal ruido, toqué
a la puerta y salió con una enorme cara de felicidad, nos abrazamos, hacía mucho
tiempo que nos queríamos, éramos amigas, aunque unas amigas muy especiales, compartíamos
sentimientos muy importantes, y yo tenía una enorme admiración por ella.
Me ayudó a bajar algunas cosas
que yo traía para la fiesta y las colocamos en la cocina, cogimos un par de
cervezas y nos sentamos a charlar, teníamos tantas cosas que contarnos, era
raro estar allí frente a frente, pero
era como si la conociese de toda la vida. Tras bebernos la cerveza me
enseñó el resto de la casa, dejé mi mochila en una pequeña habitación y me
enseñó un gran baño, me sorprendió,
tenía un jacuzzi junto a una gran ventana desde donde poder ver el
bosque, me quedé mirándolo y una voz me sacó de mi ensimismamiento “mola eh
tía”, me giré y la sonreí, molaba todo, reíamos mientras ella se acercaba y
abría el grifo, “que haces????” la dije, “los chicos aún tardaran un rato en
venir, nos da tiempo a darnos un baño antes de que lleguen”, me pareció una
buena idea asique mientras se llenaba la bañera me desnudé, ella fue a la cocina a por otro par de cervezas, y
volvió con un peta ya encendido, cuando regresó yo estaba dentro de la bañera
rodeada de espuma, me dio mi botellín, dio un trago al suyo y me pasó el
peta. Yo la observaba mientras fumaba,
era muy bonita, se deshizo de su camiseta sacándola por encima de su cabeza
dejando a la vista un par de senos pequeñitos, redondos, duros y tersos. Tenía
una pequeña cintura, que terminaba en unas contorneadas caderas, su silueta era
perfecta, su piel se veía preciosa, era blanca y parecía muy suave, era como un
ángel caído del cielo, que dios había puesto para deleite de mis ojos.
Me gustaba, me excitaba, pero yo
dudaba que ella sintiese lo mismo y no iba a estropear ese momento, quitó sus
pantalones cortos, no llevaba ropa interior, no podía dejar de observarla,
tanto que creo que me ruboricé, el humo pasaba por mi garganta empujando a la
saliva que me producía ver algo tan bello y desear comérmelo por instinto.
Metió un pie en la bañera y al
entrar resbaló, quedó casi echada sobre mí, nuestros cuerpos se rozaban, pero
se quedaron inmóviles por un instante, vi brillar sus ojos, la deseaba pero no
sabía cómo hacerlo, di una profunda calada al peta, y sin más acerqué mis
labios a los suyos para compartir ese humo, ella lo recibió con una sonrisa. Sentí
sus labios rozar los míos, y eso hizo que mi vagina se contrajese, definitivamente
la deseaba, creo que siempre la había deseado.
Reímos y charlamos mientras
fumábamos, ella me contaba como era su relación con los chicos, mientras
nuestras manos se agarraban y nuestros dedos jugaban entre ellos. Esa
conversación me excitaba, me gustaba conocer lo que la hacía sentir placer,
quería dárselo yo, la deseaba.
Cuando el porro se terminó lo
dejé a un lado, “ven , pequeña ven”, agarré sus manos y la incorporé un poco y
colocándome entre sus piernas, me acerqué a su boca, esta vez no había excusas,
esta vez sólo quería sus labios. Tomé su cuello mientras sus manos rodeaban mi
cintura, mis labios abrazaron a los suyos, y mi lengua acarició la suya,
nuestros cuerpos se pegaron para bailar al ritmo que nuestras lenguas tocaban.
Sentía como los pechos de ambas
se rozaban, podía sentir como los pezones erectos de las dos se acariciaban en
un vaivén acompasado, mientras nuestras lenguas dejaban la ternura para dar
paso a la pasión.
Nos recostamos, quedando su
pequeño cuerpo sobre el mío, arqueé mis caderas para poder sentirla más, mis manos agarraban su espalda para pegarla a
mí, y nuestros pechos se acoplaban en un puzle perfecto, nuestros sexos se
acariciaban, frotando uno contra el otro, mezclando nuestros jugos y creando sólo uno, era placentero, eso era
nuevo para las dos, la tomé por la cintura y pasé mi pierna por encima de la
suya, permitiendo así que nuestros sexo pudieran sentirse al completo.
Mis manos acariciaban sus pechos mientras las
suyas se aferraban a mi cintura, como pidiendo que no me marchara, pero no
pensaba hacerlo, nuestros cuerpos danzaban acompañados, bailando la melodía de
nuestros gemidos, era una sensación nueva la de sentir otro coño sobre el mío,
pero era maravillosa, el ritmo aumentó, nos cabalgábamos mutuamente, sin
medida, sin control, sin ningún tipo de tabú, solo dos mujeres que se querían y
querían entregarse a la otra, sus uñas se clavaron en mis caderas mientras mis
dedos apretabas sus pezones, y en un beso profundo nos bebimos el orgasmo de la
otra, los gritos se ahogaron en nuestras gargantas, compartidos, fundidos,
mientras nuestros cuerpos se sacudían de placer.
Sonreímos mientras retomábamos el
alientó, había poco que decir, la palabras sobraban, la incorporé sobre el
borde de la bañera, abrí sus piernas y comencé a lamer las gotas q de él
brotaban, mi lengua recorría su raja entera, de principio a fin, mientras su mano reposaba en mi nuca
jugando con mi pelo mojado, mi labios atrapaban su clítoris y lo succionaban
lentamente, estaba duro, caliente, sus labios estaban gorditos, hinchados, y mi
lengua estaba nerviosa, y se colaba dentro de ella, rígida la penetraba,
recogiendo toda su excitación.
Dos de mis dedos se acercaron a
la entrada de su coño, nunca me había atrevido por temer a hacer daño, pero
estaba tan excitada que quería hacerla mía, con la yemas hacia arriba entraron
firmemente, curvándose hacia la pared anterior, ahí estaba el punto g, y quería
encontrar ese botón, quería hacerla tocar el cielo, era lo mínimo que ella se
merecía, mi lengua recorría su cuello mientras mis dedos firmes se frotaban
contra la pared de su vagina, duro, haciéndola estremecer, podía sentir sus
latidos a mil por hora, y los gemidos ya eran gritos “no pares zorra, no pares,
ostia puta no pares”. Escucharla así me volvió aún más loca, me incorporé y
comencé a entrar y salir con mis dedos duramente, los metía hasta que el resto
de mi mano hacía tope, sabía que ahí habia un botón que si lo tocaban la haría
brotan en ríos de placer, y que empaparía mis manos, quería que lo hiciera,
asique seguí y seguí mientras se retorcía de placer, hasta que lo encontré era
una pequeña bolita, la frotaba duro, como si quisiera que apareciera un genio para
pedir un deseo, sentía como su pelvis se arqueaba y su vagina apretaba mis
dedos, estaba a punto así que insistí cada vez más rápido más duro, su cuerpo
completo se tensó y con un enorme espasmo empezó a escupir su alma, salpicó mi
cara y empapó mi brazo, no podía parar, sentía como si se corriese una y otra
vez hasta que quedó vacía, exhausta.
Saqué mis dedos y se los di para
que los lamiese, los lamí con ella, la besé dulcemente y me acurruqué a su
lado, sobre su pecho, escuchaba a su corazón disminuir el ritmo, su mano acariciaba
mi espalda, mientras su rostro mostraba una preciosa sonrisa, la veía feliz,
éramos felices, acabábamos de demostrarnos todo el amor que habíamos sentido
desde hacía mucho tiempo, no era un amor normal, pero era el nuestro, nos
mirábamos y nos acariciábamos.
Escuchamos ruido, eran los chicos que ya llegaban, nos
miramos y carcajeamos, no era plan que nos encontraran allí en aquel estado, o
al menos eso era lo que creíamos en aquel momento, salimos, ella se envolvió en
la toalla y salió de puntillas corriendo a la habitación, yo me quedé secándome
en el baño, y vistiéndome, la escuché hablar con ellos, yo estaba emocionada
por lo que acaba de pasar, feliz y nerviosa por todo lo que vendría despues.
CONTINUARÁ….
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