Estaba
preparando un documental sobre las protestas que se estaban produciendo en las
principales ciudades españolas, había un muchacho que tenía un blog muy
interesante que solía frecuentar y que documentaba con muy buenas fotografías y
pensé que podía ser una buena idea ponerme en contacto con él, quizás no le
importase compartir conmigo parte de su material.
Le
puse un mail y unas horas más tarde tenía su respuesta en mi buzón, no le
importaba cederme sus fotografías, y me proponía quedar para tomar unas
cervezas y entregármelas al día siguiente en una cafetería del centro. Por
supuesto le agradecí el gesto y le dije que allí estaría, le facilité mi móvil
y le dije que me avisara cuando llegara para ver como nos reconocíamos.
El
día se complicó iba muy justa de tiempo, pero no tenía su número para poder
avisarle, el móvil sonó, acababa de llegar un mensaje, "ya estoy aquí,
como vas?", me faltaba un poco x llegar, "estoy al lado, lo que tarde
en aparcar, llevo un vestido largo y un pañuelo blanco en el pelo, avísame
cuando entre ;-)" contesté.
Metí
el coche en el parking y subí a la plaza donde estaba la cafetería, abrí, entré
y miré a los lados, al fondo un chico levantó la mano, se levantó mientras me
acercaba, era alto, moreno y tenía una gran sonrisa.
Me
dio dos besos y me senté a su lado, me disculpé por los 10 minutos de
retraso," voy a pedirme una cerveza, quieres tu
otra?""vale". Volví con dos tercios y me senté a su lado a ver
las fotos, me había traído un cd, y me enseñaba en su ipad las fotos q me había
entregado, me iba contando la historia de cada foto y yo mientras tomaba notas
en un pequeño cuaderno.
De
repente perdí el hilo de la conversación, le observaba, le ponía mucho empeño
en lo que hacía, era vehemente en sus explicaciones, se le veía que disfrutaba
con su trabajo, le superaban las injusticias. Tenía unos ojos enormes marrones
oscuros tremendamente expresivos, gesticulaba con las manos, era verdaderamente
atractivo.
Terminamos
de ver las fotos y pedimos otra cerveza, por fin nos mirábamos a la cara, había
muy buen rollo, había feeling, cada vez estábamos más cerca. Las risas se
sucedían, yo llevaba un vestido de tirantes fucsia y blanco con generoso
escote, él ya estaba desinhibido y no disimulaba sus miradas a él. El juego había
comenzado y era solo cuestión de tiempo, solo había que jugar, su mano busco la
mia por debajo de la mesa y la agarró, los dedos se entrelazaban, seguíamos
charlando y riendo, pero manteníamos un diálogo paralelo con nuestras manos, q
aumentaban o cesaban la presión para comunicarse.
Durante
un instante las palabras cesaron, nuestros ojos se encontraron y lentamente
nuestras bocas se unieron, fue un beso lento, suave, dulce, nuestras manos se
apretaban fuertemente, disfrutando de ese momento tan esperado. Nuestras
lenguas jugaban a un maravilloso baile y nuestros pulsos se aceleraban, el
mundo se había parado ya no había más sonidos que nuestras respiraciones ni más
gente en el bar que nosotros mismos, sus manos me acariciaban por debajo de la
mesa y las mías le buscaban a él, se levantó "vámonos de aquí",
pagamos y salimos jugueteando, nos dirigimos hacia la plaza y pasar al lado de
las escaleras del parking tiré de él.
Bajamos
las escaleras hasta el segundo piso, ya no eran besos dulces, era lujuria en
pequeñas dosis, servidas en cada columna como si de un delicado perfume se
tratase, llegamos a mi coche, intentaba buscar la llave pero era imposible, sus
manos y su boca lo impedían, estaba muy excitado, mi mano acariciaba su sexo
por encima del vaquero estaba muy duro, sus manos liberaron mis pechos por
encima del vestido, su boca jugueteaba con uno de mis pezones. Escuchamos
gente, nos recolocamos y busqué las llaves, una pareja de señores mayores
pasaron, nosotros reímos, estuvieron a punto de pillarnos, pasamos a la parte
de atrás, era amplia estábamos cómodos.
Él
se sentó y desabrochó su pantalón, mi boca buscó la suya mientras bajaba la
cremallera de su pantalón, mi mano sacó su polla y comenzó a acariciarla,
estaba dura, mi lengua se acercó a ella, acarició con la punta su glande y se
humedeció con unas gotitas de salían de él para ayudar a lubricarla, él
suspiraba, mi lengua jugueteaba con ella, recorría la corona del glande, para
después succionar lentamente e introducirla lentamente en mi boca, su mano ya
se había colado debajo del vestido, apartaba mi tanga y me acariciaba el clítoris,
me penetraba con un dedo y volvía acariciar mi clítoris.
Oíamos
a gente que pasaba y entonces nos quedábamos inmoviles mirándonos hasta que
dejábamos de escucharlos. "Al final nos van a pillar" le dije, me
agarró y me incorporó besándome, me senté sobre él aparté el tanga y lentamente
me senté sobre su polla, sintiendo como me iba llenando, sus manos liberaron
mis pechos y comenzaron a acariciarlos, primero lentamente, para ir aumentando
la dureza de sus caricias a medida que yo aumentaba el ritmo de mis caderas,
mis pechos botaban cerca de su cara, nuestras bocas se hacían una, mis dientes
mordían sus labios, ya daba igual si la gente nos veía, aquello era instinto,
pasión, lujuría, ya nada más importaba, sus manos agarraban mis caderas para
imponer el ritmo que estimaba oportuno, yo me dejaba llevar, estaba muy
excitada, intentaba morder mis labios para no gritar, pero no conseguía evitar
todos los gemidos.
Mis
dientes mordisquearon el lóbulo de su oreja, juguetearon con ella
"pequeño, no tenemos tiempo, nos van a ver". Erguí mi espalda y
mientras acariciaba mis pechos comencé a penetrarme, duro, nuestras
respiraciones estaban aceleradas, me paró y comenzó a moverse él, me penetraba
rápido, duro, mientras nuestras lenguas
entrelazadas se daban aliento, entre gemidos nuestros cuerpos se tensaron,
estábamos a punto, retomé el mandó y me penetré profundamente, contrayendo mi
vagina para que la sintiera, nuestras bocas se devoraban, ambos explotamos en
un huracán de placer, sentí como su polla se tensaba dentro de mí, como daba
varios espasmos, y me llenaba de su leche caliente, al tiempo que una ola de
placer recorría todo mi cuerpo.
Reposamos
un par de minutos abrazados recuperando el aliento, sin hablarnos. "Vamonos"
le dije, y pasamos a la parte de delante, salimos del parking, me dirigía
dirección a su casa, sentía como su leche aún resbalaba x mis muslos, y eso me
hacía permanecer excitada. En cada semáforo nos besábamos, íbamos jugueteando,
acariciándonos, al llegar a la puerta de su casa un coche salía y dejaba libre
una plaza de aparcamiento "aparca anda, sube y pedimos algo de cena, lo de
antes ha sido sólo un aperitivo".
No
me lo pensé dos veces, quería el segundo plato y sobre todo, estaba deseando
que llegara el postre.
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