jueves, 7 de marzo de 2013

Primer contacto BDSM


Gracias @ kvhote  x las correcciones, ha mejorado mucho, somo un gran equipo ;-)


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Habíamos quedado en que el seria mi amo y yo su esclava, aquello siempre había despertado mi curiosidad, nos veríamos en una cafetería que ambos conocíamos. Yo estaba arreglándome frente al espejo, en mi interior una mezcla de excitación y nerviosismo hacia que de vez en cuando un escalofrío recorriera mi cuerpo desde los talones hasta la nuca. Aquella iba a ser la primera vez que nos viésemos y eso me ponía aun más nerviosa. El me gustaba, pero la idea de ser su esclava no dejaba de inquietarme, no tenía demasiado claro lo que ello conllevaba, y aunque todo lo que había imaginado en mi cabeza me parecía de lo más sugerente no sabía si sería capaz de llevarlo a la realidad. Al menos había algo que me daba cierta seguridad, en varias ocasiones habíamos hablado de las cosas que nunca haría y de cómo llegado el momento, si se lo pedía, tendría que parar aquel juego. << ¿Estás segura de que quieres hacerlo Sandra?>>, su pregunta llevaba un par de días revoloteando por mi cabeza, pero mi vagina respondía por si misma mojando la cara interna de mis muslos. Me maquillé discretamente, él quería que el color de mis labios fuera rojo, pero no iba a complacerlo, al menos no en eso, era mi acto de rebeldía personal. Para intentar que no reparara en ese detalle, y tal y como el me había recalcado en un par de ocasiones, no me puse ropa interior, mi piel iba cubierta por un corto vestido negro anudado al cuello con un adorno plateado ajustando el escote, marcando canalillo, unos zapatos negros de tacón, unos pendientes, un par de gotas de perfume y respiré todo lo hondo que pude. <<estás preciosa>> me dije, deslicé una de mis manos por debajo del vestido hasta llegar a mi vientre para notar la suavidad, <<esto le va a encantar>>.
Llamé a un taxi y tomé rumbo al centro, a la cafetería en la que habíamos quedado. Eran las nueve y veinte y habíamos quedado a y media. El trayecto se me hizo eterno entre el trafico, los semáforos… iba a llegar tarde y las manos me sudaban. ¿Qué era exactamente lo que sentía? Llegué a la conclusión de que eran nervios provocados por la incertidumbre de lo que aquella noche podía suceder.
Estaba en mi mundo cuando el taxista me habló, <<señorita, ya hemos llegado>>, << ¡uy!Perdone>> le contesté mientras sacaba el dinero para pagar la carrera. Me bajé del coche, respiré hondo y miré a la puerta de la cafetería. ¿Estaría dentro ya?, ¿me estaría observando en aquel mismo instante?
Entré y pasé hasta la barra, no quise ojear alrededor hasta asegurarme de tener un apoyo firme.Comenzaba a girarme para buscarlo por las mesas de la cafetería cuando alguien a mi espalda me dijo <<Sandra, ¿verdad?>> mientras posaba su mano en mi cintura. Asentí con la cabeza y sonreí, <<sentémonos>> me dijo y me llevó de la mano. Se acercó a mi oído, <<eres una esclava preciosa, va a ser un placer jugar con ese cuerpo>>. Aquello me sentó como un puntapié en el estomago, su tono había sido tan frio que pensé que, quizás, me había equivocado con todo aquello
Nos sentamos y llegó el camarero para preguntar que íbamos a tomar.  <<una cerveza>> le dije yo, <<no, tomaremos dos whiskies con hielo>>, el camarero parecía aturdido por su respuesta, me miró y yo asentí sin decir nada. Cuando el camarero se marchó, me miró enfadado y me dijo <<hoy mando yo, no lo olvides>>, <<no se si quiero seguir con esto>> le contesté tras conseguir tragar algo de saliva, aquello empezaba a incomodarme. Se acercó y pasó una mano por mi hombro mientras con la otra agarraba mi mano, <<eh pequeña, no pasa nada, solo es un juego, un papel que interpretamos para disfrutar de nuevas experiencias. Si no quieres seguir podemos parar cuando  quieras, pero relájate y date una oportunidad. Lo que sientes ahora mismo son nervios, y puede que algo de miedo porque nunca has experimentado esto. Sabes que no haremos nada que tu no quieras>>, me besó en los labios dulcemente y retomó su posición inicial. La verdad es que era muy guapo, se le veía fuerte y con mucha confianza. <<quizás tiene razón y solo tengo que relajarme, realmente no es para tanto. Además, aunque no nos hayamos visto antes, nos conocemos y estoy seguro de que si se lo pido parará>> me dije.
Llegó la bebida y brindamos, <<porque seas mi putita durante mucho tiempo>>, y me tiró un beso. Le di un trago a mi vaso y puse mala cara, <<mas largo>> me dijo, asentí, <<no, no, no>> me miró con el ceño fruncido, parecía disgustado, <<acércate aquí>> dijo, y cuando obedecí pellizcó uno de mis pezones con dos de sus dedos, <<me parece que aun no sabes cómo tienes que contestar a tu amo>> apuntó mientras sonreía al ver reflejada en mi cara un gesto mitad dolor y mitad placer. <<lo siento mi amo, no volveré a olvidarlo>>.
<<Empezaremos con tu adiestramiento. ¿Ves a aquellos viejos que están sentados en la mesa de ahí en frente?, no han dejado de mirarte las tetas y el culo, quiero que vayas y les pidas fuego, y cuando te lo ofrezcan, vas a agacharte a cogerlo sin doblar las rodillas, que vean bien tus tetas>>, <<pero…>> empecé a decir, <<es una orden>> me dijo, y como un resorte me levanté de la silla y fui hacia ellos. Dudé apenas un segundo, el tiempo justo para recordar el castigo por no haber sabido contestar bien, casi decido desobedecerle para volver a sentirlo tocarme, pero aquel juego empezaba a hacer que mis muslos resbalaran. Rodeé la mesa para que el pudiese verme y le pedí fuego a uno de los ancianos, asegurándome de inclinarme exactamente como élme había ordenado. Me doblé por la cintura para acercar mi escote a sus lascivas miradas y me quedé un par de segundos en aquella posición. Un par de mesas mas allá se escuchó un comentario que hizo que me temblaran las rodillas, <<mira esa tía, no lleva bragas>>, al parecer no solo las miradas de aquella mesa estaban clavadas en su cuerpo.
Volví a la mesa donde él me esperaba, ruborizada y muy excitada. Lucía una amplia sonrisa en sus carnosos labios, <<muy bien, me gusta comprobar que eres obediente y no te has puesto ropa interior>>. Yo enrojecía por momentos y empezaba a notar como si alguien hubiera puesto la calefacción de la cafetería al máximo. Se acercó más a  y me dijo <<te merecerías un premio, pero como no me has hecho caso con el color de tus labios… digamos que estamos en paz>>, metió una mano entre mis piernas y se abrió paso hasta penetrarme con sus dedos, <<esta perrita está empapada, parece que obedecer órdenes te pone cachonda, y querías perdértelo… vamos>>, me dijo mientras me levantaba del brazo, y al pasar junto a la mesa de los ancianos puso una mano en mi culo y lo apretó bien fuerte, haciendo que me pusiera de puntillas y que el vestido subiera lo justo para dejar a la vista la mitad de mi culo. Cuando salimos de aquella cafetería yo ya estaba dispuesta a hacer lo que él quisiera.
Subimos en su coche, le pregunté donde íbamos, y a pesar de que tenía claro que no iba a decírmelo, confiaba en el. El trayecto fue corto, hablamos animadamente, cuando preguntaba algo y se me olvidaba algo siempre me recriminaba, pero como tenía las manos ocupadas conduciendo, me hacía a mi castigarme, <<no, no, no>> decía, <<quiero que sujetes uno de tus pezones entre el pulgar y el índice… apriétalo, que yo vea como se endurece… mas…>>, y yo obedecía, y cada nuevo castigo me hacía dudar entre querer obedecer y desobedecer para que siguiera castigándome. Estoy convencida de que el asiento quedó empapado. Llegamos a la puerta de un hotel, aparcó el coche y sacó una mochila del maletero. Miedo y excitación se concentraron en mi, ¿Qué llevaría en aquella mochila?
Lo que parecía un hotel normal y corriente desde fuera se convirtió en una posada del placer nada más cruzar las puertas de entrada. Una luz morada salía de unas tiras de leeds que enmarcaban las molduras del techo. Una atractiva recepcionista, con un traje de cuero tan ajustado que creí que se quedaría sin aliento de un momento a otro, nos ofreció la llave de la habitación que él había reservado. Algo en la voz de aquella mujer me excitó aun mas, un tono de lo más perverso y lujurioso hizo aparición de entre sus finos labios cuando pronunció aquellas palabras, <<habitación 23, la habitación de los castigos>>, y se mordió el labio inferior mientras los recorría de arriba abajo con unos ojos verdes que parecían devorarlos centímetro a centímetro. Mis nervios se empezaban a notar, estaba impaciente, intrigada y a la vez preocupada, el lo sabía. Me puso contra la pared del ascensor mientras me sobaba salvajemente el culo por debajo del vestido, <<ahora vas a hacerme todo eso que tantas veces me has narrado, y más te vale hacerlo o lo de los pezones te parecerá un regalo en vez de un castigo>>, con la otra mano tiraba de mi melena hacia atrás. Me empujó para que saliese del ascensor, abrió la puerta, intenté besarle y me apartó, <<nunca, me has entendido, nunca hagas nada si yo no te lo he ordenado antes>>, su tono me asusto un poco y él se dio cuenta. Aquello pareció divertirle, soltó una carcajada, <<dime esclava, ¿Qué crees que llevo en la mochila?>>, me encogí de hombros, <<cuando te pregunto quiero que me contestes>>, separó mis piernas y golpeó suavemente mi clítoris con layemas de sus dedos, <<no lo , mi amo>>, <<así me gusta, parece que vas aprendiendo. Desnúdate>> me dijo. Atajé la orden un poco cortada, nunca me había desnudado así, sin un beso, sin una caricia, mientras el abrió la mochila y sacó unas cuerdas. Con todo lo que estaba sucediendo apenas me había fijado en la habitación. La decoración dejaba bastante claro porque a la habitación 23 la llamaban de aquella manera. Recordé los labios de la recepcionista moviéndose al decir <<la habitación de los castigos>> y un latigazo de calor me sacudió los muslos. Las paredes estaban pintadas de un rojo sangre que hacia resaltar aun más el negro de todos los “accesorios” que llenaban la habitación, en un vistazo rápido pude ver una especie de potro con ataduras en las cuatro patas, algo parecido a una silla de la que salía un consolador bastante más grande de los que yo había usado nunca, una cruz de cuero de unos dos metros de alto con cadenas en la parte superior y la inferior y un par de estanterías que colgaban de una pared con objetos que no pude identificar. Él se acercó a con las cuerdas y me ató las manos a la espalda, <<arrodíllate>> me dijo. Yo obedecí, se desnudo y se puso en frente, <<mis pies serán el comienzo, ya sabes lo que me gusta>>.
Por un momento pensé en decirle que no quería continuar, pero si había llegado hasta allíjugaría mi papel. Me incliné y empecé lamiendo sus pies, <<sabía que no podrías resistirte a experimentar las servidumbre, eres una esclava muy obediente, y querías perdértelo>> me decía mientras ejecutaba mi tarea con todo mi empeño. Tras un rato de jugar con sus pies me dijo que parase, sabía que algo nuevo me esperaba. Levantó mi cabeza sujetándola por la barbilla hasta dejar mi boca a la altura de su entrepierna, << ¿te gusta mi polla? Has soñado mil veces con ella, este es el momento de que la pruebes>>, yo no dejaba de mirarla, me apetecía sentirla en mi boca, intentar hacer que se pusiera tan cachondo que quisiera follarme salvajemente. Me acerqué un poco más a ella, pero cuando me encontraba a punto de sacar la lengua para comenzar a lamerla él se apartó de , <<este es un regalo que tendrás que ganarte>>.
Me levantó y me guió hacia la silla que estaba detrás de . << ¿estás segura de que quieres seguir?>> dijo, yo asentí con la cabeza a pesar de que en realidad no estaba del todo convencida, pero el calor que se adueñaba de mi cuerpo no me dejaría echarme atrás. Desató mis muñecas y las colocó detrás de mi nuca, <<no se te ocurra moverlas de ahí>> dijo mientrascogía algo de la estantería. Estoy segura de que mis ojos se abrieron más que nunca al ver la pequeña cadena que empezaba a acercar a mis tetas. En cada extremo tenía dos presillas que ajustó a los pezones, de tal manera que cuando me moviera se aferraran a ellos y me hicieran sentir un pequeño latigazo de placer que me hizo gemir y morderme el labio la primera vez que tiró suavemente de la cadena hacia él. Separó mis piernas y pellizcó dulcemente mi clítoris, <<veo que estas lo suficientemente mojada>>, y agarró mis caderas para empezar a sentarme sobre la silla. Cuando noté el frio de la punta del consolador en mi coño mis piernas se tensaron haciendo frente a la fuerza con la que él me empujaba hacia el asiento, y mis manos cometieron el error de agarrarse a sus brazos. <<no, no, no. ¿Qué te había dicho?>>, apartó mis manos, devolviéndolas a su sitio, y comenzó a tirar de la cadena suspendida de mis pezones hacia abajo. Lo hizo hasta que un pequeño grito de placer se escapó de mi boca y mis piernas temblaron tímidamente. Sus manos regresaron a mi cintura y continuó con su propósito. El consolador terminó penetrándome por completo, me llenó entera en el momento en el que mi culo tocó el frio asiento de madera y cuero. <<a…a…mmm…>> fue todo lo que pude decir. El comenzaba a reírse mientras conducía mis brazos hasta los reposabrazos y ataba mis muñecas con las muñequeras de piel que estaban sujetas a ellos. Empezaba a comprender que no me movería deallí mientras el así no lo quisiera, y esa certeza, unida al enorme pene de silicona que estaba introducido en mi vagina, hicieron que mi espalda se tensara y la cadena de mis pechos subiera y bajara, haciendo que las presillas rozaran aun mas mis pezones. Separó mis pies para sujetarlos a las patas de la silla y dejarme, ahora , completamente a su merced. Desapareció de mi vista para ponerse a mi espalda y de repente escuche un “click”. A continuación el consolador comenzó a vibrar, mis piernas se tensaron, intentaron desatarse de sus ligaduras para levantarme de allí. Pero era inútil, y me gustaba. Tan solo había sido un acto reflejo, a medida que las vibraciones aumentaron tuve la certeza de que no querría estar en ningún otro sitio. Mi cuerpo entero se tensaba y relajaba a una velocidad pasmosa, notaba el asiento cada vez mas mojado, y cuando por fin parecía que conseguía empezar a controlar aquella excitación que jugaba a su antojo con mi cuerpo… escuché otro “click” y el vibrador comenzó a girar en mi interior. Esta vez el gemido fue más intenso, casi había conseguido que me corriera. Las rotaciones hacían que me llenara aun mas, que tocara rincones que nunca nadie había conseguido tocar, y las vibraciones hacían que empezara a creer que perdería la cabeza de placer. Volvió a ponerse delante de , mirándome con cara perversa mientras jugueteaba con un pequeño mando entre sus manos. <<parece que estos jueguecitos te gustan más de lo que pensaba, mira cómo has puesto el asiento en apenas cinco minutos>>, yo miré hacia abajo y vi el pequeño charco que unía mis muslos, <<si mi amo, me encanta que hagas conmigo lo que quieras>>, y mis caderas describieron un circulo en el asiento sin yo darme cuenta. <<incluso parece que quieres mas, muy bien, quiero que levantes ese culo tan arriba como puedas y lo dejes caer sobre el asiento, ahora>>, y yo no tardé ni dos segundos en obedecer. Mis piernas temblaban a medida que el consolador salía de mi vagina y mis manos se cerraban sobre los reposabrazos con tanta fuerza que pensé que llegaría a partirlos. Una vez estuve tan arriba como las ligaduras me permitieron lo miré a la cara, quería que viera mi placer al caer sobre el consolador. <<así me gusta, pero no te he dicho que pares, quiero que cabalgues esa silla como si fuera a  a quien montas>>. Una vez más obedecí, comencé a subir y bajar despacio, luegomás rápido, y mas, y más…con cada subida empapaba aun más la silla, y con cada bajada relamía mis labios y tensaba mis glúteos de tal manera que notaba aun mas como me penetraba. Él tocó algo en el mando que intensificó las vibraciones y las rotaciones, y yo me vi obligada a dejar de saltar para concentrarme en gritar y gemir. Aquellos movimientos estaban haciéndome perder la cabeza, mis piernas intentaban cerrarse debido a los espasmos que empezaban a adueñarse de ellas, pero las tobilleras hacían bien su trabajo. La cadena que unía mis pezones semovía sin control y me provocaba pequeños latigazos de placer. No tardé demasiado en correrme de tal manera que hasta el suelo se mojó. Estaba exhausta, sin fuerzas en las piernas, cuando él se acercó a , dejó el mando sobre una mesita y se arrodilló frente a . Pasó su lengua por mis muslos mientras me desataba los tobillos, <<mmm… sabes muy, pero que muy bien>>, un escalofrío recorrió mi cuerpo, pero no me sentía con fuerzas de hacer nada. Desató mis muñecas también y me hizo ponerme en pie para liberar mis pezones de las presillas.
Apenas me dio tiempo para que me repusiera, me empujó contra el potro y me tumbó de espaldas a él. Volvió a atarme de manos y pies, mi culo quedaba a la altura de su polla. Desapareció un instante para volver con un vaso con hielos en su interior. El primero de ellos se deshizo sobre mi espalda y parte de mis pechos, << ¿te gusta verdad?>>, <<si amo, me encanta todo lo que me haces>>, sus dedos comenzaron a pellizcar mis pezones y bajaron hasta mi raja, <<estas empapada, apuesto a que mi polla entraría sin ningún problema>>. Apuntó con ella a mi entrada y la clavó hasta el fondo… la  sacaba…la paseaba desde mi coño a mi culo… en aquella posición tenía acceso a los dos, la paseaba de un lado a otro y me volvía loca, volvía a meterla hasta el fondo. Y de repente se detuvo, el silencio inundó la habitación y un silbido lo cortó justo antes de estrellarse contra mi culo. Yo me estremecí y el golpeó una vez más, con la fuerza justa para que me gustara. Silencio de nuevo, esta vez seguido de dos golpes de la palma de sus mano en mi clítoris. Estaba tan caliente que me encantó, se agachó, pasó su lengua rápido por mi clítoris, yo me moría de placer y la fusta volvió a golpear mi culo. <<estas empapada de nuevo, mmm que rico, seguro que mi perrita está deseando que me la folle>>, <<si mi amo, me encanta, soy tu esclava y solo quiero que me folles, quiero sentirte>> le decía una y otra vez. Silencio de nuevo en la habitación, y con una embestida me penetró, << ¿esto es lo que querías?>>
Y empezó a embestirme salvajemente mientras me agarraba del pelo, <<toma perra, tanto resistirte y lo estabas deseando>>, la situación se estaba volviendo loca, estaba fuera de mi como no lo había estado nunca antes, <<me corro cabrón>> le dije, y él paró en seco. << ¿Qué haces?>> le grité, <<como se te ocurre llamar cabrón a tu amo…>>, <<perdón mi amo, no volverá a pasar>>, <<claro que no, ahora vas a aprender>>. Metió sus dedos en mi vagina empapada y los lubricó. Comenzó a meterlos en mi culo, lo estaba dilatando, <<ahora vas a aprender lo que es un castigo de tu amo>>, <<despacio por favor>> le contesté, <<calla perra, se que te gusta>>, yo empezaba a gemir de nuevo, <<si mi amo, me encanta>>, tres dedossalían de mi culo y otros tantos de mi coño, era el momento. Lubricó su polla y puso la punta en mi agujero dilatado y empezó a empujar. << ¿Quieres que siga perra?, ¿te gusta?>>, <<si mi amo, me encanta>>. Empezó despacito pero dio una última embestida que me pareció que me iba a partir en dos. Pegué un grito, <<tranquila, ya está dentro, espera a que tu culo se acostumbre>>, y empezó a bombear despacio, ese bombeo se hizo cada vez más rápido, una de sus manos agarraba mi pelo mientras que la otra apretaba salvajemente mi pecho, <<toma perra, muérete del gusto>> me gritaba mientras mis gemidos se elevaban, estaba a punto de tocar el cielo, mi cuerpo se tensó y me corrí de nuevo, como una perra, como él quería.

No podía mas, estaba convencida de que no sería capaz de ponerme en pie en aquel mismo momento. Pero la verdad es que él no parecía haber terminado conmigo. Se puso frente a mí, con la polla entre las manos, y aprovechó que aun estaba jadeando con la boca abierta para meterla en mi boca. Casi me atraganté, pero él no paró de follarme la boca. Comenzaba a ponerme cachonda por tercera vez, notaba como mis muslos seguían mojándose cada vez que su polla entraba y salía de mi boca. Solo quería hacer que se corriera, hacerle disfrutar tanto como me había hecho disfrutar él a mí. No paró hasta que pude saborear su placer en toda mi boca.
Había sido mi primera experiencia, pero estaba convencida de que no sería la última. Aun me quedaban muchas cosas que descubrir, muchos momentos que disfrutar.

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