Me fui a dormir con la esperanza de volver a tenerte algún día entre mis
brazos, no se cuanto tiempo había pasado cuando apareciste, llegaste
tranquilo aunque algo molesto por haberte cerrado la puerta en las
últimas noches y haberte impedido el paso hasta mí, pero te extrañaba,
quería cerrarla para siempre pero no podía, en el fondo sentirte cada
noche era una conexión entre la realidad y la magia, y el interruptor
entre ambos mundos eras tu.
Agarraste mis manos, y con un pañuelo las ataste "estas deben de ser las
únicas ataduras que deberías permitirte" me dijiste al oído, mientras
tu lengua recorría mi cuello. Mi cuerpo se estremecía con el simple roce
de tu lengua, una simple caricia tuya era capaz de tocar mucho más
profundo que la simple superficie de la piel, tus manos acariciaban mi
cuerpo con lentitud, deleitándose en la tersa y suave piel de mis senos,
poco después tu lengua se deslizaría hasta ellos, para pararse en su
centro y juguetear con el botón que se erigía, llamando a conquistarlo
como a un alpinista un ocho mil, sentir tu lengua bordearlo, sentir como
tus labios lo atrapaban para hacerlo suyo, mi cuerpo volaba cada vez más
alto, tenía sed de ti, buscaba tu boca, quería besarte, pero mis manos
atadas no me lo permitían, mis labios suplicaban tu boca, lo sabías pero
hacías caso omiso.
Tu lengua se deslizó por mi ombligo, tu boca besó mis ingles, sentí tu
aliento caliente sobre mi sexo húmedo, enloqueciendo, tu lengua lo
acarició, lo besó, lo azotó, mientras yo seguía suplicando, mientras yo
perdía los sentidos, te deslizaste hasta mi boca, mientras tu mano
acercaba a mi gran anhelo, a mi gran deseo hasta la entrada al mundo del
placer, lentamente tu cuerpo se fundió con el mío mientras nuestras bocas
por fin se encontraban, así unidos, quietos en silencio, con las leguas
unidas éramos uno, éramos un solo ser, que vivía, que sentía, que latía,
únicamente cuando los dos nos fundíamos.
Nuestros cuerpos se acunaron en un lento vaivén, en una lenta danza, de
suaves gemidos ahogados en gargantas, de susurros inentendibles, y así
de la mano volvimos a tocar el cielo, volvimos a volar cerca del sol.
"Si eres feliz al tenerme y tus palabras pueden hacer que estemos
juntos, porque silenciar a tus dedos??? No lo hagas, no acabes con una
maravillosa historia que alimenta el alma de los dos" y tras esas
palabras, desató mis muñecas y salió de mis sueños.
Al entrar luz por la ventana desperté, lo hice con una sensación de
tranquilidad, pero con los brazos dormidos, como si los hubiera tenido
mucho rato en la misma postura, no recordaba que había soñado, pero me
había dejado una sonrisa en la boca, paz en el alma y una sensación agridulce al tener la certeza de que tras la lección nunca más aparecerías, pues me había dado cuenta que los sueños sueños son.
lunes, 29 de julio de 2013
miércoles, 24 de julio de 2013
Fantaseando con nuevas locuras
Samuel era mi compañero de locuras, habíamos hablado
de una en concreto varias veces, teníamos ganas de probar con otra pareja pero
a mi el tema de un pub liberal y alguien desconocido no me inspiraba confianza,
era novata en estas cosas, yo prefería una cena con amigos y que surgiera, no
me gustaban las cosas premeditadas, que surgiese hasta donde tuviese que
surgir, en esos lugares tengo la sensación de que siempre se llega hasta el
final.
Charlando sobre este tema, y diciéndole que prefería
alguien que conociésemos y con quien tuviésemos buen rollo, recordamos algunas
conversaciones en broma con una pareja amigos de ambos, bromeábamos con hacer
tríos y cosas así, así que pensamos que quizás ellos en un momento dado si
jugarían con nosotros.
Y mientras jugábamos el uno con el otro fantaseamos
con como podría ser:
Era una tarde de verano, la gente estaba de
vacaciones, pocos quedábamos en la gran ciudad, mi teléfono sonó, era un
mensaje de Samuel "hagamos algo esta noche, travieseamos???"
"Por supuesto, que propones?" " que tal esa cena de la que hemos
hablado alguna vez?? Carla y Jesús andan por aquí, me escribieron para tomar
algo este finde" "Está bien, les escribo a ver si les apetece venir a
casa a cenar" "Gran idea, dime algo, estoy impaciente, quiero
jugar".
Les puse un mensaje para ver si les apetecía
venir a cenar, no les sorprendió, la verdad es que siempre que nos veíamos lo
pasábamos bien, había buen rollo y la risa era la música de nuestras quedadas.
Contestaron enseguida y aceptaron.
Cogí mi teléfono emocionada "Samuel, tira
los dados....a las 9 en mi casa ;-)" , bajé a comprar algo para picar y
algo para beber, metí un par de botellas de vino a la nevera, y me arreglé.
Estaba excitada, habíamos bromeado con la situación, pero había que hacer que
surgiera, y no sabía si eso iba a suceder, había que ser sutiles, por nada del
mundo quería que por un juego se jodiera la amistad que había surgido. Eran un
montón de sensaciones encontradas, pero confiaba en Samuel, él sabía como había
que hacer estas cosas.
Los primeros en llegar fueron Carla y Jesús,
siempre eran puntuales, hacía calor, venían informales y cómodos, ella con unos
pantalones cortos y una camiseta finita que dejaba intuir su sujetador, yo
había optado por un vestido fresquito sin mangas y sin sujetador.
Nos sentamos a charlar y a tomar unas
cervezas mientras esperábamos a Samuel, que ya había avisado que estaba de
camino, el ambiente era relajado como siempre que nos habíamos visto, el timbre
sonó y llegó Samuel, que me recibió con un cálido beso en los labios, eso no
era normal en él, significaba que venía muy excitado. Traía una botella de vino,
la dejó sobre la mesa, saludó y fue directo a la cocina a por 4 copas.
Abrió la botella, sirvió en las copas y
levantó su copa para hacer un brindis, "porque seguimos en Madrid sin
vacaciones los buenos", chocamos las copas y reímos. La tarde noche fue
desarrollándose como otra cualquiera, lo pasábamos bien, yo incluso había
desistido un poco de intentarlo, no se me ocurría como hacer que surgiera y me
daba miedo que lo rechazaran y cambiaran las cosas. Cenamos, cayeron casi 3 botellas
de vino entre risas y conversaciones interesantes, y tras el café surgieron las
bromas sexuales que siempre estaban presentes, era un tema al que solíamos recurrir
y con el que nos reíamos, Samuel aprovechó para empezar a acariciarme por
debajo de la mesa, sus dedos comenzaron a tirar de mi vestido hasta dejarlo por
encima de mis rodillas, sus dedos se colaron hasta acariciarme por encima de mi
tanga, yo mientras intentaba seguir manteniendo una conversación normal pero no
me resultaba fácil empezaba a excitarme.
Dejamos la mesa y pasamos al sofá, mientras
preparaba unos mojitos, Samuel sacó algo de su bolsillo y nos ofreció, ellos
mojaron su dedo y volvieron chupar, Samuel hizo lo mismo y me ofreció, pero no
yo con mi maría tenía más que suficiente. Después del primer mojito les dije
" Tengo algunos juegos de mesa os apetece que juguemos a alguno??"
Samuel abrió los ojos como platos, y a ellos les pareció una buena idea, saqué
los que tenía para que eligieran, estaban los típicos de pintar, de hacer
mímica, de estrategia, y había un tablero con una flecha giratoria que llevaba
un chupito en medio, era un juego de esos de beber, Samuel lo cogió en las
manos y me miró, yo sonreí y mordí mi labio, y dirigiéndose a ellos les dijo
que os parece si jugamos a este pero le cambiamos las reglas?? Ellos se miraron,
sabían por donde iban los tiros, y con sus miradas de aprobación aceptaron.
Samuel se puso a diseñar las nuevas reglas,
en lugar de las que aparecían en el tablero se sustituirían por: responder con
la verdad a una pregunta, hacer una prueba, o quitarse una prenda. Fui a la
cocina a preparar otra ronda de mojitos y Samuel vino detrás, supongo que para
dejarles por si tenían algo que decirse. Se pegó por detrás a mi rodeándome con
sus brazos, diciéndome al oído "tendremos nuestra fantasía", me dio
la vuelta y me besó, sus ojos eran la viva imagen de la lujuria. Lo aparté y le
di dos vasos, cogí otros dos, besé suavemente sus labios y le dije
"dosifica pequeño, dosifica, que la noche es muy larga".
Regresamos al salón y ellos se estaban
besando, el simple hecho de pensar en el juego nos había excitado a todos, se
separaron al entrar nosotros, brindamos con los mojitos "por ti, por mi y
por lo que pase esta noche", venga quien empieza, todos nos miramos, nadie
se atrevía, "venga empiezo yo" dije , me tocó decir la verdad, Samuel
me preguntó una de mis fantasías, yo confesé que me encantaría tener a tres
hombres dándome placer, golosa dijeron mientras reían y continuamos, el
siguiente fue él, le tocó prenda y se quitó la camiseta, a Carla la tocó contar
su fantasía, ella quería hacer un trío con otra mujer, quería regalárselo a
Jesús. A Jesús le tocó beso, Carla decidió que yo debía de ser la receptora del
beso, el beso fue tímido, suave, era evidente que ella estaba más cómoda que
él.
Llegamos al siguiente turno y me tocó prenda,
tan solo llevaba dos prendas, el vestido y el tanga así que opté por el tanga,
el resto estaban vestidos y aún me daba algo de vergüenza. El siguiente fue
Samuel y le tocó de nuevo prenda, pantalones fuera, se le marcaba una leve
erección bajo sus slips, resultaba gracioso su mirada de tímido. La siguiente
en tirar fue Carla y salió beso, Samuel y Jesús se miraron estaba claro que
querían que nos besáramos, Samuel me miró con cara de deseo, deseaba verlo,
nunca había besado a una mujer más allá de los picos con amigas estando
borrachas, se acercó a mi, y posó mis labios en los suyos, su boca se
entreabrió, y mi lengua accedió para encontrarse con la suya, fue un beso
intenso caliente, pero calientes estaban los ojos de ellos al vernos
anonadados, carcajeamos al verles sorprendidos, "si jugamos, jugamos, o
no??" dijo ella con ese acento que tanta gracia me hacía.
Al separarme vi los ojos de Samuel, todo
estaba encauzado y su excitación se reflejaba en su mirada. En realidad en la
mirada de todos, que andaba algo perdida por el alcohol y las sustancias que
comenzaban a hacer su efecto.
Decidimos cambiar las casillas de verdad por
prenda, y dos rondas más estábamos casi todos desnudos, los besos comenzaban a
alargarse dejando de ser tímidos y distantes para que nuestras manos comenzaran
a acariciar nuestros cuerpos.
Carla aún conservaba su tanga cuando me tocó
besarla, lo hice dulcemente, Samuel se puso detrás de mi y mientras nos
besábamos comenzó a acariciar mis pechos, Jesús hizo lo mismo, ya no había
marcha atrás, nuestras fantasía había llegado gire mi cabeza sin dejar de
acariciarla a ella, y le besé, le besé para darle la bienvenida a ella. Carla
hizo lo mismo, nuestras manos se acariciaban y nuestras bocas de divertían
cuando escuchamos un gemido, ambos miramos, y ahí estaba carla arrodillada
delante de Jesús penetrándose su boca, me arrodillé frente a ella, y tomé la
polla erecta de Samuel, con nuestros pechos rozándose, comenzamos a jugar con
nuestras lenguas, mientras mirábamos a uno y a otro a los ojos. El ritmo se fue
incrementando y comenzamos a intercambiárnoslas, era muy excitante, juntábamos
las dos y jugábamos con nuestras lenguas, mientras sus manos se aferraban a
nuestras tetas o a nuestro pelo. Incrementábamos y disminuíamos el ritmo, la
situación era demasiado excitante y había mucha noche por delante.
Nos incorporamos y nos dirigimos al sofá,
Jesús apretaba mis pechos mientras su lengua irrumpía en mi boca como un
caballo desbocado, mientras Samuel tumbaba a Carla en el sofá y abría sus
piernas para que la viera, nunca había probado aquello, pero realmente se veía
apetecible, la mirada de Samuel lo dijo todo, siempre quisimos comer un coño y
una polla los dos juntos, dome mi espalda, dejando una buena vista a Samuel que
paseaba sus dedos sintiendo la humedad que brotaba de mi, mi lengua se acercó,
recorrió sus ingles y se posó sobre su clítoris, estaba hinchado, gordito, mi
lengua lo rozó, sintiendo como sus piernas se contraían, un dedo de Samuel se
adentro en ella al mismo tiempo que Jesús hacía lo propio en mí, mi lengua
recorrió su rajita de arriba a abajo, probando así la humedad de se sexo, y
volvió a vibrar sobre su clítoris, mientras los dedos de Samuel la penetraban,
Jesús cambió sus dedos por su polla, y de una embestida me penetró, un gemido
salió de mi boca, que me hizo apresar el clítoris entre mis labios, Jesús comenzó
a penetrarme, cada vez más duro mientras sus manos palmeaban mis nalgas, Carla
gemía sintiendo como mi boca junto con la de Samuel la devoraban, mis manos
masturbaban tímidamente a Samuel mientras él hacía vibrar un dedo sobre mi clítoris
haciéndome morir de placer, los gemidos de Carla y los míos comenzaron a sonar
al unísono, yo ya no podía atenderla a ella, cada uno se centró en su tarea, y
como si fuésemos una explotamos en un gran orgasmo.
Paramos un ratito, nos fumamos un cigarro y
nos servimos una copa, mientras nos reíamos los cuatro desnudos, besándonos
acariciándonos y charlando. Samuel se tumbó de lado y comenzó a besar mi
ombligo mis ingles, hasta llegar a mi sexo, que aún estaba húmedo, aún quería
más, su lengua comenzó a jugar con él, Jesús se incorporó y me ofreció su polla
semierecta, yo la succione para sentir como crecía en boca, su mano jugaba con
mi nuca, mientras Carla sentaba en el suelo, jugueteaba con la polla de Samuel,
la hacía desaparecer entera dentro de su boca, le volvía loco, cuando sentía su
campanilla debía de parar de succionar mi clítoris para centrarse en disfrutar
de su placer, mientras Jesús penetraba mi boca y mi manos jugaban con sus
testículos, los dedos de Samuel, entraban y salían de mi ano reproduciendo las
embestidas de la boca de Carla, que se incorporó para sentarse sobre la polla
de Samu y cabalgarle, senté a Jesús en el sofá y repetí la operación, ambas les
cabalgábamos, sus placeres dependían de nosotras, mis tetas botaban cerca de la
cara de Jesús que las apretaba, las manos de Samuel se aferraban a las caderas
de ella, veía su cara, sabía que estaba a punto, lo podía reconocer, y exploto
en un sonoro orgasmo, verlo me excitó mucho más y me desboqué cabalgué para
llevarle al éxtasis, sus manos apretaban mi culo, me hacía daño pero me
gustaba, y sentí como clavaba sus uñas, al tiempo que su cuerpo se tensaba,
Carla y Samuel nos observaban mientras recuperaban el aliento, y mirándoles a
ellos y tras varios espasmos de nuestros cuerpos terminamos.
Exhaustos y sin fuerzas les pedimos a ellos
que preparan una última como avituallamiento...había sido placentero, muy
divertido.
Nos fuimos a dormir, Samuel y yo a mi cama y
ellos en el sofá cama del salón, media hora después de habernos retirado,
volvimos a escucharles jadear. Reímos,
quien dijo que las fantasías no alimentan el amor???
Tras disfrutar con esas fantasías Samuel me dijo
"propónselo, convéncelos" siempre me dejaba a mi el trabajo sucio,
pero el juego me resultaba divertido, la siguiente vez que les vi bromeé con
que tenia una proposición que hacerles, Carla rió y me dijo: "tus relatos
me ponen como una moto, escríbela y ya veremos", y aquí estoy, quien sabe si
próximamente escriba un nuevo relato, pero esta vez no contando fantasías o si sólo se quedará en unas risas y en un juego.
martes, 2 de julio de 2013
FELIZ DESPERTAR
Dormía placidamente cuando unas manos me despertaron
acariciándome por debajo de las sábanas. Eras tu, regresabas de trabajar un
poco antes de lo normal y lo hacías cargado de ternura. Sentí esas manos
abrazándome, rozando mi cuerpo mientras mi boca suplicaba a la tuya que la
calmase la sed, tus manos acariciaban mis senos, lenta y dulcemente. Era
maravilloso sentir tu piel desnuda junto a la mía, vibrando, temblando,
mientras nuestras lenguas bailaban una danza sensual. Sentía como tu sexo crecía
cerca de mi sexo, sentir el calor en el que el deseo nos envolvía.
Descendiste por entre mis senos, besándolos, chapándolos,
mordiéndolos, mientras escuchabas como gemía. Yo moría de placer al sentir tu
lengua acariciándolos, al mirarte y ver esos ojos traviesos llenos de lujuria,
de deseo. Tu cuerpo palpitaba sobre el mío mientras buscabas entre mis muslos
el sendero hacia la suavidad más cálida de mi cuerpo. Mi lengua recorría tu
cuello, mi aliento lo calentaba mientras te susurraba al oído que quería
fundirme contigo, que me llevaras al cielo.
Tus sexo sentía la humedad del mío, que ansiaba tenerte,
con tus ojos clavados en los míos, me deshice en un gemido, era un placer sentirte
en lo más profundo, rodearte con mis piernas. Mirarte a los ojos fijamente,
mientras firmemente te adentrabas en mi, suave resbalando en mi tibio interior.
Besándonos los labios, callando nuestros gemidos, entrando y saliendo de mi
lento, suave. Sintiendo como te balanceabas como una mecedora al son de una
canción de cuna, mientras nuestras bocas se daban aliento.
Aumentaste la velocidad en cada beso, en cada roce de
lenguas, en cada suspiro, mientras mis manos se aferraban a tu espalda, cada
vez más fuerte, en cada aumento de excitación, hasta rozarte con mis uñas. Las
bocas empezaban a devorarse, los gemidos no fueron aislados, eran la música que
se apoderaba de la sala.
Me tomaste de las muñecas para sostenerme y no soltarme
mientras me penetrabas más y más duro. Te deleitabas mirándome disfrutar de lo
que hacías, observando como me hacías tuya. Llevaste tus manos a mis piernas, y
en las coyunturas de mis rodillas te apoyaste, las abriste lentamente, querías mirar
mientras me penetrabas. Querías observar como mi cuerpo temblaba al sentirte,
como mi sexo se contraía para darte mas placer, que como toda yo estaba
entregada a ese momento. Eso te excitó aún más, entrabas y salías de mi con
furia, a tu antojo, mientras tu observabas mi mano se acercaba y acariciaba mi clítoris,
me gustaba ver tu cara de excitación y a ti te encantaba ver como me acariciaba
mi preciado botón del placer mientras me penetrabas. Sentía como mi sexo te
apretaba cada vez más. Ver, sentir y escuchar ese sonido que causa la
penetración, mojarte en mis flujos era una delicia, escuchar mi habitación
llena de gemidos era un verdadero placer.
Te despegaste de mí para hundir tu rostro en mi
entrepierna, para chuparme entera, lamerme la vulva, succionarme el clítoris. Sentir
tu lengua sobre él era tocar el cielo con las manos, era saber que mi cuerpo no
aguantaría mucho tanto placer. Me preparé para un explosivo orgasmo con la
ayuda de tus dedos. Entrar en mi y, con ellos, tocar ese punto que tanto te
gustaba palpar, mis manos acariciaban tu pelo mientras no podía controlar los
gemidos, mis caderas se elevaban levemente, sentía tus dedos, tu boca y tu
lengua lamiendo ese botoncito que brillaba y latía de placer. Mi cuerpo se
tensó, tu lengua acaba de hacer que una oleada de sensaciones recorriera desde
mi sexo hasta el cuello.
Mis manos te apretaron contra mi x un segundo, mientras
el cuerpo comenzaba a relajarse, la sangre aún bombeaba rápido y sentía el corazón
palpitar en mi sexo, poco a poco iba recuperando el aliento y a ti, te besé, te
lamí la comisura de tus labios, para compartir lo que habías bebido. Besándonos
y compartiendo con mi lengua parte de lo que te había dado de beber. Y de ahí mi
lengua viajaba, pasaba a tu pecho, a tu ombligo, a tus ingles, y de tus ingles
a tu sexo, que estaba feliz pero deseoso de caricias, de mimos, que latía
deseoso de mi boca. No le haría sufrir más, mi lengua le saludó, sin dejar de
mirarte lo recorría de arriba a abajo para después dejarlo entrar en mi boca,
despacito hasta el fondo, caricias que te hacían estremecer entero, mientras
mis manos jugueteaban con tus testículos. Para después ir sacándola hasta
succionar su punta, mi lengua recorría su corona vibrando sobre el frenillo,
haciendo que temblaras, que te murieras porque continuase, me penetré lento,
dulce, suave, estabas muy excitado, no lo decías pero querías más, lo se, solo
quería que sufrieras un poco y que te recreases mirándome a los ojos, los tuyos
suplicaban, y te levanté el castigo, aumentando el ritmo, mis manos apretaban
tus nalgas, y mi boca se penetraba cada vez más rápido, ahora eras tu quien
marcaba el ritmo, quien me penetraba, pusiste tus manos en mi cabeza y me penetraste
con fuerza, sintiendo como llegaba a su limite, como mi boca daba pequeñas
arcadas, de rabia por no poder llegar más.
Mis manos jugueteaban con tus testículos los acariciaban,
mi lengua hacía lo propio cruzando el escroto, jugando con uno en la boca, succionándolo
mientras mi mano te masturbaba y mi boca volvió a tu sexo de forma definitiva,
quería que la llenases, incrementé el ritmo haciéndote temblar dentro de mi
boca, sintiendo tus espasmos, hasta sentir que te vertías en mi. Me gusta sentirla
tensarse, ver tu cara de cara de placer, tu sonrisa velada, y tu savia caliente
recorriéndome.
Me habría encantado compartir un rato después abrazada a
ti, pero era imposible nos habíamos demorado demasiado, me di una ducha rápida
y al salir me esperaste con un café, ese café era mi desayuno, y tu bebida
caliente para antes de dormir, tu dormirías menos, yo correría toda la mañana
pero había merecido la pena.
Un dulce beso fue la despedida, nuestros horarios estaban
cambiados, pero el rato que nos encontrábamos, era mágico, era el eclipse en el
que el sol hacía el amor a la luna para envidia del firmamento.
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