Hacía varios
meses que no nos veíamos, el destino jugueteaba con nosotros y siempre pasaba
algo, incluso una de las veces me molestó que no pudiera ser, y mi impulsividad
me jugo una mala pasada, pero ya me conocía y por suerte nunca tomaba mis
prontos en cuenta, le prometí que le compensaría cuando nos encontrásemos.
Cuando
pasábamos tiempo sin vernos, cada día aumentaban las ganas de hacerlo, y se
hacían más frecuentes los mensajes en los que nos acordábamos del otro y
fantaseábamos.
Hasta que ya
las ganas no podía crecer más, y quedamos en vernos unos días más tarde.
Le recogí en
su trabajo, y mientras llegábamos para casa íbamos manteniendo conversaciones
amenas, a las que ninguno de los dos prestábamos mucha atención, era vernos y
desearnos, todo lo demás daba igual. Llegamos a casa y a pesar de haber cogido
un par de cervezas, no nos dio tiempo a abrirlas, nuestros cuerpos sólo pensaban
en poseerse...
Tras una
tarde de sexo y de risas, nos pusimos a ver el fútbol juntos, era una relación
genial porque había un deseo brutal, y cuando el deseo se tomaba un descanso éramos
buenos amigos. Fueron cayendo más y más cervezas, y algún que otro canuto...ya
habíamos descansado y mientras veíamos la segunda parte nuestras manos
jugueteaban, sin pasar más allá de ese juego, yo tenía una sorpresa guardada e
iba a esperar el momento adecuado para seguir, cuando faltaban 10 minutos para
que el fútbol acabase me levanté, me acerqué a su oído y le dije, subo a la
habitación, te espero allí sube cuando acabe el fútbol, pero... intentó decir
él, shhhhh, besé sus labios y me subí, a la mitad de la escalera le miré y le
dije líate uno y súbetelo.
Arriba yo lo
había dejado todo preparado, saqué unas velas del cajón, las repartí por la
habitación y las encendí, encendí un incienso,
me hice dos coletas que anude con dos pompones rosas, había dejado la
ropa preparada, un body de encaje rosa con corazones, una corbata roja, unos
calcetines blancos por encima de la rodilla, zapatos de tacón rojo y una falda
de colegiala que yo misma me había tejido para la ocasión y que tan solo se
ataba con un velcro.
Dispuse sobre
el baúl todos los juguetes, esposas, pañuelo, una pequeña fusta, varios
vibradores, y una caja de condones. Maquille mis ojos en negro, pinté mis
labios de rojo,y puso un poco de colorete en mis pómulos, aunque tras las
cervezas ya estaba algo sonrojada, me miré al espejo, dos velas lo alumbraban,
me gustaba lo que veía, me acariciaba mientras sonreía, sabía que le iba a
encantar, me excitaba el juego, me puse perfume mientras escuchaba el pitido
del final del partido, mi corazón se aceleró, "puedo subir?? "gritó
desde abajo, "sí, claro te espero aquí", me acerqué a la mesilla y le
di al play a la lista que tenía seleccionada
https://www.youtube.com/watch?v=sFb3WlnCOxM
Apagué la luz de la escalera y le esperé en el centro de la
habitación jugueteando con la corbata, apareció entre la penumbra, lo primero
que vi fue su sonrisa y sus ojos muy abiertos, conocía esa sonrisa de
excitación la había visto muchas veces, dejó el cenicero y el peta sobre un
mueble, y se acercó a mi, yo le esperaba con cara de traviesa, las velas hacían
formas en las paredes, como si bailasen al son de la música, y fue como si nos
contagiasen, agarró mi cara con sus manos y me besó, mientras me susurraba un
mmmmm cerca de mi boca, nos besábamos lentamente, nos movíamos por la
habitación al ritmo de las notas, mis manos hicieron desaparecer lentamente su
camiseta, mientras sus manos se colaban bajo la falda y me apretaban contra él,
era una danza lenta sensual, nuestras manos acariciaban nuestros cuerpos,
mientras las lenguas jugaban sobre la piel, subiendo por el cuello, bajando por
el pecho, enredándose en los pezones, se podía oler la excitación en toda la
sala, nuestras mentes iban más allá pero nuestros cuerpos habían decidido
seguir disfrutando de ese momento.
Poco a poco, sin separarnos llegamos hasta la cama, se deshizo de los
pantalones, se tumbó a los pies de la cama cerca del espejo, y estiró su mano
para que fuera con él "ven aquí, chúpamela y mira como lo haces",
debo reconocer que esas palabras me excitaron, me acerqué subí a la cama y me
puse a su lado de rodillas, me puse frente al espejo y nuestras miradas se
encontraron en él, sin dejar de mirar me acerqué para meterla en mi boca, sus
ojos se entrecerraron, estaba muy excitado, la metí profundamente, hasta
sentirla en mi garganta, miré al espejo, me gustaba lo que veía, sus manos jugueteaban
por encima del encaje rosa, haciendo que poco a poco se humedeciera, sus dedos
lo apartaban y me acariciaba, mientras mi mano masturbaba acompañado de mi
boca, sabía perfectamente lo que le gustaba, y simplemente se lo daba,
succionaba con firmeza la punta mientras mi mano giraba en la base de su polla,
me retiré y le miré puse saliva en uno de mis dedos y comencé a acariciar su
ano, repetí la operación un par e veces y mientras le penetraba con mi dedo índice,
introduje su polla en mi boca, sus dedos me penetraban al mismo ritmo, ritmo
que marcaba con su mano en mi nuca, de repente me paró, me agarró y me hizo
subir hasta su cara, me besó firme pero con mucha ternura, dio un lametazo por
todo mi cuerpo hasta llegar a mi oreja "quiero follarte" me dijo al oído.
Me tumbó, se puso un condón, se colocó entre mis tiernas, y tras
besarme me penetró, sus manos estaban a ambos lados de mi cuerpo, movía sus
caderas, acariciando cada rincón de mi vagina, sabía que eso me ponía a mil, mis
piernas rodearon sus caderas, símbolo inequívoco de que quería más.
La penetración cada vez era más profunda y más dura, el sonido del
cabecero al golpear contra la pared se apoderaba con la estancia y se fundía
con mis gritos, sus ojos inspiraban lujuria, sus dientes mordían sus labios,
como si tuviera que controlar su fuerza, su mano agarro mi mejillas, su voz
firme y excitada me pregunto, "dime quieres ser mi puta??dime", "creí
que ya lo era" contesté, sonrió al escuchar lo que quería oír, y comenzó a
penetrarme salvajemente, su mano agarró mi cuello, y giro mi cara hacia el
espejo, su mano hacía un poco de presión, una presión que me excitaba
enormemente, le veía reflejado, veía como me penetraba, como su culo desnudo
empujaba pareciendo que intentaba vengarse de mi, sus manos agarraron mi pelo pegando su boca a
la mía, mi mano agarraba el suyo mientras las uñas de la otra se clavaban en su
espalda, ahogábamos los gemidos en la boca del otro, nuestros labios se
atraparon, se mordieron para ahogar un grito producido por esa ola de placer
que nos permitió compartir espasmos, nuestros cuerpos eran uno, y se sacudía
salvajemente, entre gemidos, y gotas de sudor.
Los gemidos dieron paso a las sonrisas, los mordiscos a los besos, y
así poco a poco y sin separarnos ni un centímetro fuimos recuperando el
aliento, me encanta sentir como su polla va perdiendo firmeza y se deja abrazar
por mi vagina.
Allí tumbados abrazos, fumando, mirando las estrellas por el ventanal,
en la penumbra que nos otorgaban las velas, y mientras fumábamos "¿Bueno
me has perdonado ya?",él se incorporó miró todos los juguetes que había
encima y respondió "pichipicha", reímos mientras me abrazaba, aún nos quedaba mucha noche por delante.