lunes, 29 de julio de 2013

LA ULTIMA VEZ QUE TE SOÑÉ

Me fui a dormir con la esperanza de volver a tenerte algún día entre mis brazos, no se cuanto tiempo había pasado cuando apareciste, llegaste tranquilo aunque algo molesto por haberte cerrado la puerta en las últimas noches y haberte impedido el paso hasta mí, pero te extrañaba, quería cerrarla para siempre pero no podía, en el fondo sentirte cada noche era una conexión entre la realidad y la magia, y el interruptor entre ambos mundos eras tu.

Agarraste mis manos, y con un pañuelo las ataste "estas deben de ser las únicas ataduras que deberías permitirte" me dijiste al oído, mientras tu lengua recorría mi cuello. Mi cuerpo se estremecía con el simple roce de tu lengua, una simple caricia tuya era capaz de tocar mucho más profundo que la simple superficie de la piel, tus manos acariciaban mi cuerpo con lentitud, deleitándose en la tersa y suave piel de mis senos, poco después tu lengua se deslizaría hasta ellos, para pararse en su centro y juguetear con el botón que se erigía, llamando a conquistarlo como a un alpinista un ocho mil, sentir tu lengua bordearlo, sentir como tus labios lo atrapaban para hacerlo suyo, mi cuerpo volaba cada vez más alto, tenía sed de ti, buscaba tu boca, quería besarte, pero mis manos atadas no me lo permitían, mis labios suplicaban tu boca, lo sabías pero hacías caso omiso.


Tu lengua se deslizó por mi ombligo, tu boca besó mis ingles, sentí tu aliento caliente sobre mi sexo húmedo, enloqueciendo, tu lengua lo acarició, lo besó, lo azotó, mientras yo seguía suplicando, mientras yo perdía los sentidos, te deslizaste hasta mi boca, mientras tu mano acercaba a mi gran anhelo, a mi gran deseo hasta la entrada al mundo del placer, lentamente tu cuerpo se fundió con el mío mientras nuestras bocas por fin se encontraban, así unidos, quietos en silencio, con las leguas unidas éramos uno, éramos un solo ser, que vivía, que sentía, que latía, únicamente cuando los dos nos fundíamos.

Nuestros cuerpos se acunaron en un lento vaivén, en una lenta danza, de suaves gemidos ahogados en gargantas, de susurros inentendibles, y así de la mano volvimos a tocar el cielo, volvimos a volar cerca del sol.

"Si eres feliz al tenerme y tus palabras pueden hacer que estemos juntos, porque silenciar a tus dedos??? No lo hagas, no acabes con una maravillosa historia que alimenta el alma de los dos" y tras esas palabras, desató mis muñecas y salió de mis sueños.

Al entrar luz por la ventana desperté, lo hice con una sensación de tranquilidad, pero con los brazos dormidos, como si los hubiera tenido mucho rato en la misma postura, no recordaba que había soñado, pero me había dejado una sonrisa en la boca, paz en el alma y una sensación agridulce al tener la certeza de que tras la lección nunca más aparecerías, pues me había dado cuenta que los sueños sueños son.

miércoles, 24 de julio de 2013

Fantaseando con nuevas locuras

Samuel era mi compañero de locuras, habíamos hablado de una en concreto varias veces, teníamos ganas de probar con otra pareja pero a mi el tema de un pub liberal y alguien desconocido no me inspiraba confianza, era novata en estas cosas, yo prefería una cena con amigos y que surgiera, no me gustaban las cosas premeditadas, que surgiese hasta donde tuviese que surgir, en esos lugares tengo la sensación de que siempre se llega hasta el final.

Charlando sobre este tema, y diciéndole que prefería alguien que conociésemos y con quien tuviésemos buen rollo, recordamos algunas conversaciones en broma con una pareja amigos de ambos, bromeábamos con hacer tríos y cosas así, así que pensamos que quizás ellos en un momento dado si jugarían con nosotros.

Y mientras jugábamos el uno con el otro fantaseamos con como podría ser:

Era una tarde de verano, la gente estaba de vacaciones, pocos quedábamos en la gran ciudad, mi teléfono sonó, era un mensaje de Samuel "hagamos algo esta noche, travieseamos???" "Por supuesto, que propones?" " que tal esa cena de la que hemos hablado alguna vez?? Carla y Jesús andan por aquí, me escribieron para tomar algo este finde" "Está bien, les escribo a ver si les apetece venir a casa a cenar" "Gran idea, dime algo, estoy impaciente, quiero jugar".

Les puse un mensaje para ver si les apetecía venir a cenar, no les sorprendió, la verdad es que siempre que nos veíamos lo pasábamos bien, había buen rollo y la risa era la música de nuestras quedadas. Contestaron enseguida y aceptaron.

Cogí mi teléfono emocionada "Samuel, tira los dados....a las 9 en mi casa ;-)" , bajé a comprar algo para picar y algo para beber, metí un par de botellas de vino a la nevera, y me arreglé. Estaba excitada, habíamos bromeado con la situación, pero había que hacer que surgiera, y no sabía si eso iba a suceder, había que ser sutiles, por nada del mundo quería que por un juego se jodiera la amistad que había surgido. Eran un montón de sensaciones encontradas, pero confiaba en Samuel, él sabía como había que hacer estas cosas.

Los primeros en llegar fueron Carla y Jesús, siempre eran puntuales, hacía calor, venían informales y cómodos, ella con unos pantalones cortos y una camiseta finita que dejaba intuir su sujetador, yo había optado por un vestido fresquito sin mangas y sin sujetador.

Nos sentamos a charlar y a tomar unas cervezas mientras esperábamos a Samuel, que ya había avisado que estaba de camino, el ambiente era relajado como siempre que nos habíamos visto, el timbre sonó y llegó Samuel, que me recibió con un cálido beso en los labios, eso no era normal en él, significaba que venía muy excitado. Traía una botella de vino, la dejó sobre la mesa, saludó y fue directo a la cocina a por 4 copas.

Abrió la botella, sirvió en las copas y levantó su copa para hacer un brindis, "porque seguimos en Madrid sin vacaciones los buenos", chocamos las copas y reímos. La tarde noche fue desarrollándose como otra cualquiera, lo pasábamos bien, yo incluso había desistido un poco de intentarlo, no se me ocurría como hacer que surgiera y me daba miedo que lo rechazaran y cambiaran las cosas. Cenamos, cayeron casi 3 botellas de vino entre risas y conversaciones interesantes, y tras el café surgieron las bromas sexuales que siempre estaban presentes, era un tema al que solíamos recurrir y con el que nos reíamos, Samuel aprovechó para empezar a acariciarme por debajo de la mesa, sus dedos comenzaron a tirar de mi vestido hasta dejarlo por encima de mis rodillas, sus dedos se colaron hasta acariciarme por encima de mi tanga, yo mientras intentaba seguir manteniendo una conversación normal pero no me resultaba fácil empezaba a excitarme.

Dejamos la mesa y pasamos al sofá, mientras preparaba unos mojitos, Samuel sacó algo de su bolsillo y nos ofreció, ellos mojaron su dedo y volvieron chupar, Samuel hizo lo mismo y me ofreció, pero no yo con mi maría tenía más que suficiente. Después del primer mojito les dije " Tengo algunos juegos de mesa os apetece que juguemos a alguno??" Samuel abrió los ojos como platos, y a ellos les pareció una buena idea, saqué los que tenía para que eligieran, estaban los típicos de pintar, de hacer mímica, de estrategia, y había un tablero con una flecha giratoria que llevaba un chupito en medio, era un juego de esos de beber, Samuel lo cogió en las manos y me miró, yo sonreí y mordí mi labio, y dirigiéndose a ellos les dijo que os parece si jugamos a este pero le cambiamos las reglas?? Ellos se miraron, sabían por donde iban los tiros, y con sus miradas de aprobación aceptaron.

Samuel se puso a diseñar las nuevas reglas, en lugar de las que aparecían en el tablero se sustituirían por: responder con la verdad a una pregunta, hacer una prueba, o quitarse una prenda. Fui a la cocina a preparar otra ronda de mojitos y Samuel vino detrás, supongo que para dejarles por si tenían algo que decirse. Se pegó por detrás a mi rodeándome con sus brazos, diciéndome al oído "tendremos nuestra fantasía", me dio la vuelta y me besó, sus ojos eran la viva imagen de la lujuria. Lo aparté y le di dos vasos, cogí otros dos, besé suavemente sus labios y le dije "dosifica pequeño, dosifica, que la noche es muy larga".

Regresamos al salón y ellos se estaban besando, el simple hecho de pensar en el juego nos había excitado a todos, se separaron al entrar nosotros, brindamos con los mojitos "por ti, por mi y por lo que pase esta noche", venga quien empieza, todos nos miramos, nadie se atrevía, "venga empiezo yo" dije , me tocó decir la verdad, Samuel me preguntó una de mis fantasías, yo confesé que me encantaría tener a tres hombres dándome placer, golosa dijeron mientras reían y continuamos, el siguiente fue él, le tocó prenda y se quitó la camiseta, a Carla la tocó contar su fantasía, ella quería hacer un trío con otra mujer, quería regalárselo a Jesús. A Jesús le tocó beso, Carla decidió que yo debía de ser la receptora del beso, el beso fue tímido, suave, era evidente que ella estaba más cómoda que él.

Llegamos al siguiente turno y me tocó prenda, tan solo llevaba dos prendas, el vestido y el tanga así que opté por el tanga, el resto estaban vestidos y aún me daba algo de vergüenza. El siguiente fue Samuel y le tocó de nuevo prenda, pantalones fuera, se le marcaba una leve erección bajo sus slips, resultaba gracioso su mirada de tímido. La siguiente en tirar fue Carla y salió beso, Samuel y Jesús se miraron estaba claro que querían que nos besáramos, Samuel me miró con cara de deseo, deseaba verlo, nunca había besado a una mujer más allá de los picos con amigas estando borrachas, se acercó a mi, y posó mis labios en los suyos, su boca se entreabrió, y mi lengua accedió para encontrarse con la suya, fue un beso intenso caliente, pero calientes estaban los ojos de ellos al vernos anonadados, carcajeamos al verles sorprendidos, "si jugamos, jugamos, o no??" dijo ella con ese acento que tanta gracia me hacía.

Al separarme vi los ojos de Samuel, todo estaba encauzado y su excitación se reflejaba en su mirada. En realidad en la mirada de todos, que andaba algo perdida por el alcohol y las sustancias que comenzaban a hacer su efecto.

Decidimos cambiar las casillas de verdad por prenda, y dos rondas más estábamos casi todos desnudos, los besos comenzaban a alargarse dejando de ser tímidos y distantes para que nuestras manos comenzaran a acariciar nuestros cuerpos.

Carla aún conservaba su tanga cuando me tocó besarla, lo hice dulcemente, Samuel se puso detrás de mi y mientras nos besábamos comenzó a acariciar mis pechos, Jesús hizo lo mismo, ya no había marcha atrás, nuestras fantasía había llegado gire mi cabeza sin dejar de acariciarla a ella, y le besé, le besé para darle la bienvenida a ella. Carla hizo lo mismo, nuestras manos se acariciaban y nuestras bocas de divertían cuando escuchamos un gemido, ambos miramos, y ahí estaba carla arrodillada delante de Jesús penetrándose su boca, me arrodillé frente a ella, y tomé la polla erecta de Samuel, con nuestros pechos rozándose, comenzamos a jugar con nuestras lenguas, mientras mirábamos a uno y a otro a los ojos. El ritmo se fue incrementando y comenzamos a intercambiárnoslas, era muy excitante, juntábamos las dos y jugábamos con nuestras lenguas, mientras sus manos se aferraban a nuestras tetas o a nuestro pelo. Incrementábamos y disminuíamos el ritmo, la situación era demasiado excitante y había mucha noche por delante.

Nos incorporamos y nos dirigimos al sofá, Jesús apretaba mis pechos mientras su lengua irrumpía en mi boca como un caballo desbocado, mientras Samuel tumbaba a Carla en el sofá y abría sus piernas para que la viera, nunca había probado aquello, pero realmente se veía apetecible, la mirada de Samuel lo dijo todo, siempre quisimos comer un coño y una polla los dos juntos, dome mi espalda, dejando una buena vista a Samuel que paseaba sus dedos sintiendo la humedad que brotaba de mi, mi lengua se acercó, recorrió sus ingles y se posó sobre su clítoris, estaba hinchado, gordito, mi lengua lo rozó, sintiendo como sus piernas se contraían, un dedo de Samuel se adentro en ella al mismo tiempo que Jesús hacía lo propio en mí, mi lengua recorrió su rajita de arriba a abajo, probando así la humedad de se sexo, y volvió a vibrar sobre su clítoris, mientras los dedos de Samuel la penetraban, Jesús cambió sus dedos por su polla, y de una embestida me penetró, un gemido salió de mi boca, que me hizo apresar el clítoris entre mis labios, Jesús comenzó a penetrarme, cada vez más duro mientras sus manos palmeaban mis nalgas, Carla gemía sintiendo como mi boca junto con la de Samuel la devoraban, mis manos masturbaban tímidamente a Samuel mientras él hacía vibrar un dedo sobre mi clítoris haciéndome morir de placer, los gemidos de Carla y los míos comenzaron a sonar al unísono, yo ya no podía atenderla a ella, cada uno se centró en su tarea, y como si fuésemos una explotamos en un gran orgasmo.

Paramos un ratito, nos fumamos un cigarro y nos servimos una copa, mientras nos reíamos los cuatro desnudos, besándonos acariciándonos y charlando. Samuel se tumbó de lado y comenzó a besar mi ombligo mis ingles, hasta llegar a mi sexo, que aún estaba húmedo, aún quería más, su lengua comenzó a jugar con él, Jesús se incorporó y me ofreció su polla semierecta, yo la succione para sentir como crecía en boca, su mano jugaba con mi nuca, mientras Carla sentaba en el suelo, jugueteaba con la polla de Samuel, la hacía desaparecer entera dentro de su boca, le volvía loco, cuando sentía su campanilla debía de parar de succionar mi clítoris para centrarse en disfrutar de su placer, mientras Jesús penetraba mi boca y mi manos jugaban con sus testículos, los dedos de Samuel, entraban y salían de mi ano reproduciendo las embestidas de la boca de Carla, que se incorporó para sentarse sobre la polla de Samu y cabalgarle, senté a Jesús en el sofá y repetí la operación, ambas les cabalgábamos, sus placeres dependían de nosotras, mis tetas botaban cerca de la cara de Jesús que las apretaba, las manos de Samuel se aferraban a las caderas de ella, veía su cara, sabía que estaba a punto, lo podía reconocer, y exploto en un sonoro orgasmo, verlo me excitó mucho más y me desboqué cabalgué para llevarle al éxtasis, sus manos apretaban mi culo, me hacía daño pero me gustaba, y sentí como clavaba sus uñas, al tiempo que su cuerpo se tensaba, Carla y Samuel nos observaban mientras recuperaban el aliento, y mirándoles a ellos y tras varios espasmos de nuestros cuerpos terminamos.

Exhaustos y sin fuerzas les pedimos a ellos que preparan una última como avituallamiento...había sido placentero, muy divertido.

Nos fuimos a dormir, Samuel y yo a mi cama y ellos en el sofá cama del salón, media hora después de habernos retirado, volvimos a escucharles jadear.  Reímos, quien dijo que las fantasías no alimentan el amor???


Tras disfrutar con esas fantasías Samuel me dijo "propónselo, convéncelos" siempre me dejaba a mi el trabajo sucio, pero el juego me resultaba divertido, la siguiente vez que les vi bromeé con que tenia una proposición que hacerles, Carla rió y me dijo: "tus relatos me ponen como una moto, escríbela y ya veremos", y aquí estoy, quien sabe si próximamente escriba un nuevo relato, pero esta vez no contando fantasías o si sólo se quedará en unas risas y en un juego.


martes, 2 de julio de 2013

FELIZ DESPERTAR

Dormía placidamente cuando unas manos me despertaron acariciándome por debajo de las sábanas. Eras tu, regresabas de trabajar un poco antes de lo normal y lo hacías cargado de ternura. Sentí esas manos abrazándome, rozando mi cuerpo mientras mi boca suplicaba a la tuya que la calmase la sed, tus manos acariciaban mis senos, lenta y dulcemente. Era maravilloso sentir tu piel desnuda junto a la mía, vibrando, temblando, mientras nuestras lenguas bailaban una danza sensual. Sentía como tu sexo crecía cerca de mi sexo, sentir el calor en el que el deseo nos envolvía.
Descendiste por entre mis senos, besándolos, chapándolos, mordiéndolos, mientras escuchabas como gemía. Yo moría de placer al sentir tu lengua acariciándolos, al mirarte y ver esos ojos traviesos llenos de lujuria, de deseo. Tu cuerpo palpitaba sobre el mío mientras buscabas entre mis muslos el sendero hacia la suavidad más cálida de mi cuerpo. Mi lengua recorría tu cuello, mi aliento lo calentaba mientras te susurraba al oído que quería fundirme contigo, que me llevaras al cielo.
Tus sexo sentía la humedad del mío, que ansiaba tenerte, con tus ojos clavados en los míos, me deshice en un gemido, era un placer sentirte en lo más profundo, rodearte con mis piernas. Mirarte a los ojos fijamente, mientras firmemente te adentrabas en mi, suave resbalando en mi tibio interior. Besándonos los labios, callando nuestros gemidos, entrando y saliendo de mi lento, suave. Sintiendo como te balanceabas como una mecedora al son de una canción de cuna, mientras nuestras bocas se daban aliento.
Aumentaste la velocidad en cada beso, en cada roce de lenguas, en cada suspiro, mientras mis manos se aferraban a tu espalda, cada vez más fuerte, en cada aumento de excitación, hasta rozarte con mis uñas. Las bocas empezaban a devorarse, los gemidos no fueron aislados, eran la música que se apoderaba de la sala.
Me tomaste de las muñecas para sostenerme y no soltarme mientras me penetrabas más y más duro. Te deleitabas mirándome disfrutar de lo que hacías, observando como me hacías tuya. Llevaste tus manos a mis piernas, y en las coyunturas de mis rodillas te apoyaste, las abriste lentamente, querías mirar mientras me penetrabas. Querías observar como mi cuerpo temblaba al sentirte, como mi sexo se contraía para darte mas placer, que como toda yo estaba entregada a ese momento. Eso te excitó aún más, entrabas y salías de mi con furia, a tu antojo, mientras tu observabas mi mano se acercaba y acariciaba mi clítoris, me gustaba ver tu cara de excitación y a ti te encantaba ver como me acariciaba mi preciado botón del placer mientras me penetrabas. Sentía como mi sexo te apretaba cada vez más. Ver, sentir y escuchar ese sonido que causa la penetración, mojarte en mis flujos era una delicia, escuchar mi habitación llena de gemidos era un verdadero placer.
Te despegaste de mí para hundir tu rostro en mi entrepierna, para chuparme entera, lamerme la vulva, succionarme el clítoris. Sentir tu lengua sobre él era tocar el cielo con las manos, era saber que mi cuerpo no aguantaría mucho tanto placer. Me preparé para un explosivo orgasmo con la ayuda de tus dedos. Entrar en mi y, con ellos, tocar ese punto que tanto te gustaba palpar, mis manos acariciaban tu pelo mientras no podía controlar los gemidos, mis caderas se elevaban levemente, sentía tus dedos, tu boca y tu lengua lamiendo ese botoncito que brillaba y latía de placer. Mi cuerpo se tensó, tu lengua acaba de hacer que una oleada de sensaciones recorriera desde mi sexo hasta el cuello.
Mis manos te apretaron contra mi x un segundo, mientras el cuerpo comenzaba a relajarse, la sangre aún bombeaba rápido y sentía el corazón palpitar en mi sexo, poco a poco iba recuperando el aliento y a ti, te besé, te lamí la comisura de tus labios, para compartir lo que habías bebido. Besándonos y compartiendo con mi lengua parte de lo que te había dado de beber. Y de ahí mi lengua viajaba, pasaba a tu pecho, a tu ombligo, a tus ingles, y de tus ingles a tu sexo, que estaba feliz pero deseoso de caricias, de mimos, que latía deseoso de mi boca. No le haría sufrir más, mi lengua le saludó, sin dejar de mirarte lo recorría de arriba a abajo para después dejarlo entrar en mi boca, despacito hasta el fondo, caricias que te hacían estremecer entero, mientras mis manos jugueteaban con tus testículos. Para después ir sacándola hasta succionar su punta, mi lengua recorría su corona vibrando sobre el frenillo, haciendo que temblaras, que te murieras porque continuase, me penetré lento, dulce, suave, estabas muy excitado, no lo decías pero querías más, lo se, solo quería que sufrieras un poco y que te recreases mirándome a los ojos, los tuyos suplicaban, y te levanté el castigo, aumentando el ritmo, mis manos apretaban tus nalgas, y mi boca se penetraba cada vez más rápido, ahora eras tu quien marcaba el ritmo, quien me penetraba, pusiste tus manos en mi cabeza y me penetraste con fuerza, sintiendo como llegaba a su limite, como mi boca daba pequeñas arcadas, de rabia por no poder llegar más.
Mis manos jugueteaban con tus testículos los acariciaban, mi lengua hacía lo propio cruzando el escroto, jugando con uno en la boca, succionándolo mientras mi mano te masturbaba y mi boca volvió a tu sexo de forma definitiva, quería que la llenases, incrementé el ritmo haciéndote temblar dentro de mi boca, sintiendo tus espasmos, hasta sentir que te vertías en mi. Me gusta sentirla tensarse, ver tu cara de cara de placer, tu sonrisa velada, y tu savia caliente recorriéndome.
Me habría encantado compartir un rato después abrazada a ti, pero era imposible nos habíamos demorado demasiado, me di una ducha rápida y al salir me esperaste con un café, ese café era mi desayuno, y tu bebida caliente para antes de dormir, tu dormirías menos, yo correría toda la mañana pero había merecido la pena.
Un dulce beso fue la despedida, nuestros horarios estaban cambiados, pero el rato que nos encontrábamos, era mágico, era el eclipse en el que el sol hacía el amor a la luna para envidia del firmamento.